“Me siento presa de un crudo sentimiento de indignación por el pobre, filantrópico, ligeramente jodido de la cabeza, y algo pervertidillo Christian - Anastacia”
“—¿Te vas a ir? —susurra mientras sus ojos se amplían con miedo.No digo nada mientras intento reunir mis pensamientos.—No puedes —ruega.—Christian… yo… —Lucho por organizar mis pensamientos. ¿Qué estoy tratando de decir? Necesito tiempo, tiempo para procesar esto. Dame tiempo.—No. ¡No! —dice.—Yo…Él mira salvajemente alrededor de la habitación. ¿En busca de inspiración? ¿Intervención divina? No lo sé.—No te puedes ir. ¡Ana, te amo!—También te amo, Christian, es solo…—No… ¡no! —dice con desesperación y pone ambas manos sobre su cabeza.—Christian…—No —susurra, sus ojos amplios por el pánico, y de repente cae sobre sus rodillas frente a mí, la cabeza inclinada, sus manos con dedos largos extendidas sobre sus muslos. Toma una profunda respiración y no se mueve.¿Qué? —Christian, ¿qué estás haciendo?Continua con su mirada abajo, sin mirarme.—¡Christian! ¿Qué estás haciendo? —Mi voz es aguda. No se mueve—. ¡Christian, mírame! —ordeno con pánico.Su cabeza se levanta sin vacilar, y me observa impasiblemente con su fría mirada gris, está casi sereno… expectante.Mierda… Christian. El sumiso.”
“Pude ver un atisbo de cómo ha sido tu vida… y… —Bajo la mirada a mis enredados dedos, lágrimas todavía corriendo por mis mejillas—. Esto es sobre mí no siendo lo suficientemente buena para ti. Fue una comprensión de tu vida, y estoy tan asustada de que te aburrirás de mí, y luego te irás… y terminaré como Leila… una sombra. Porque te amo, Christian, y si me dejas, va a ser como un mundo sin luz. Estaré en la oscuridad. No quiero huir. Solo estoy tan asustada de que me dejes”
“La imagen de un poderoso hombre que todavía es un niñito, que fue horriblemente abusado y abandonado, que se siente desmerecedor del amor de su perfecta familia y su mucho menos que perfecta novia… mi niño perdido… me rompe el corazón.”
“Esa noche estoy intranquila, no paro de moverme y de dar vueltas en la cama. Sueño con ojos grises, monos de trabajo, piernas largas, dedos largos y lugares muy oscuros e inexplorados. Me despierto dos veces con el corazón latiéndome a toda velocidad. Si no pego ojo, mañana voy a tener una pinta estupenda, me regaño a mí misma. Doy un golpe sobre la almohada e intento calmarme.”
“Con sus ojos grandes y llenos de miedo, suavemente tira de mi mano y la pone ensu pecho sobre su corazón, en la zona prohibida. Su respiración se acelera. Sucorazón está bombeando un frenético, pulsante latido bajo mis dedos. No quita sus ojos de mí; su mandíbula está tensa, sus dientes apretados.Jadeo. ¡Oh mi Cincuenta! Me está dejando tocarlo. Y es como si todo el aire de mis pulmones se ha vaporizado, ido. La sangre está latiendo en mis oídos cuando elritmo de mi corazón aumenta para igualar el suyo.Él deja ir mi mano, dejándola en su lugar sobre su corazón. Flexiono levemente misdedos, sintiendo la calidez de su piel bajo la tela de su camiseta. Está sosteniendoel aliento. No puedo soportarlo. Intento mover mi mano.—No —dice rápidamente y pone su mano una vez más sobre la mía, presionandomis dedos contra él—. No.”
“A veces me pregunto si hay algo mal en mí. Quizás he pasado demasiado tiempo en compañía de mis héroes literarios románticos y por lo tanto, mis ideales y expectativas son demasiado altos.”