“Hay que luchar por cada bocanada de aire y enviar la muerte al carajo.”
In this quote, Che Guevara emphasizes the importance of fighting for every breath of air and disregarding the concept of death. The phrase "enviar la muerte al carajo" translates to "send death to hell," suggesting a resolute defiance against mortality. This reflects Guevara's revolutionary spirit and determination to overcome obstacles in the pursuit of justice and equality. The quote encapsulates Guevara's belief in the power of human perseverance and resistance in the face of adversity.
The famous words of revolutionary leader Ernesto Che Guevara continue to resonate with people around the world today. His call to fight for every breath of air and to defy death serves as a reminder of the importance of resilience and determination in the face of adversity. In a world full of challenges and obstacles, Guevara's words inspire us to persevere and to stand strong against whatever may come our way.
"“Hay que luchar por cada bocanada de aire y enviar la muerte al carajo.” - Ernesto Che Guevara"
This powerful quote from Che Guevara highlights the importance of fighting for every breath and defying death itself.
Reflecting on the powerful words of Ernesto Che Guevarra, "Hay que luchar por cada bocanada de aire y enviar la muerte al carajo," we can contemplate on the importance of fighting for every breath and defying death. Consider the following questions:
“The best form of saying is being”
“I don't care if I fall as long as someone else picks up my gun and keeps on shooting.”
“«Porque felizmente (pensaba) el hombre no está solo hecho de desesperación sino de fe y esperanza; no solo de muerte sino también de anhelo de vida; tampoco únicamente de soledad sino de momentos de comunión y amor. Porque si prevalece la desesperación, todos nos dejaríamos morir o nos mataríamos, y eso no es de ninguna manera lo que sucede. Lo que demostraba, a su juicio, la poca importancia de la razón, ya que no es razonable mantener esperanzas en este mundo en que vivimos. Nuestra razón, nuestra inteligencia, constantemente nos están probando que este mundo es atroz, motivo por el cual la razón es aniquiladora y conduce al escepticismo, al cinismo y finalmente a la aniquilación. Pero, por suerte, el hombre no es casi nunca un ser razonable, y por eso la esperanza renace una y otra vez en medio de las calamidades.»”
“que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda donde en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad.”
“El revolucionario vedadero es guiado por gran sentimientos de amor.”
“—Hasta ahora, señorita, el mal siempre ha prevalecido sobre el bien.—Otro sofisma. ¿De dónde saca semejante barbaridad?—Yo no saco nada, señorita: es la tranquila comprobación de la historia. Abra usted la historia de Oncken por cualquier página y no encontrará más que guerras, degüellos, conspiraciones, torturas, golpes de estado e inquisiciones. Además, si prevalece siempre el bien ¿por qué hay que predicarlo? Si por su naturaleza el hombre no estuviera inclinado a hacer el mal ¿por qué se lo proscribe, se lo estigmatiza, etc.? Fíjese: las religiones más altas predican el bien. Más todavía: dictan mandamientos, que exigen no fornicar, no matar, no robar. Hay que mandarlo. Y el poder del mal es tan grande y retorcido que se utiliza hasta para recomendar el bien: si no hacemos tal y tal cosa nos amenazan con el infierno.—Entonces —gritó la señorita González Iturrat— según usted hay que predicar el mal.—Yo no he dicho eso, señorita. Lo que pasa es que usted se ha excitado mucho y ya no me escucha. El mal no hay que predicarlo: viene solo.”