“Y tenía noventa años cuando mencionó, por última vez, con sus ojos humedecidos, al remoto Ernestito. Lo que prueba que los años, las desdichas, las desilusiones, lejos de facilitar el olvido, como se suele creer, tristemente lo refuerzan.”
“Porque es instintivo pensar que si te vas corriendo será más fácil no darte la vuelta. Porque te parece que cuanto más lejos estés, más pequeño y distante verás lo que dejas a tu espalda.Pero las leyes de la perspectiva no son válidas en el amor . Puedes alejarte mil kilómetros, meses, años, pero con solo volverte un segundo, con bajar un poco las defensas y dejarte vencer por el recuerdo, allí estarña, guapo como siempre, con sus ojos pegados a los tuyos, con sus manos intentando retenerte (...)”
“Como si el mundo se encogiera en torno a un núcleo de entidades desglosables. Las cosas cayendo en el olvido y con ellas sus nombres. Los colores. Los nombres de los pájaros. Alimentos. Por último los nombres de las cosas que uno creía verdaderas. Más frágiles de lo que él habría pensado. Cuánto de ese mundo había desaparecido ya? El sagrado idioma desprovisto de sus refrentes y por tanto de su realidad. Rebajado como algo que intenta preservar su calor. A tiempo para desaparecer para siempre en un abrir y cerrar de ojos.”
“Henry vio como desaparecían entre los árboles, y tan pronto como ya no pudo ver su pelo oscuro, cerró los ojos. Estos seis meses eran de ella para hacer lo que ella quisiera; no tenía ni voz ni voto sobre ellos, y tenía que respetarlo que sin importa lo mucho que le doliera verla marcharse con James.En menos de medio año, volvería a ser suya, y se aseguraría de recordarle por qué se había casado con él en primer lugar. Hasta entonces, la espina que James había clavado en su corazón sólo podía hacerlo más profundamente, pero como había hecho durante los últimos miles de años, tendría que soportarlo.Por Kate. Por sus vidas juntos. Y porque no tenía otra opción.-Henry-”
“Me parece que no lo entiendes. Las vidas de las personas pasan por delante de sus ojos antes de que mueran, y el proceso se llama 'vivir'. ¿Te apetece un camarón?”
“‒Cuando nuestras madres salieron de Atenas, una noche de hace ya casi dieciséis años, muchos soldados las persiguieron durante días con la orden de darles muerte. Entre esos soldados se encontraban maridos, padres e hijos de muchas de ellas. Algunas de esas madres consiguieron armarse y repeler el ataque de más de una patrulla. Pero cuando se apoderaron de las armas de los soldados que yacían en el suelo, al quitarles los cascos, algunas se encontraron con sus propios familiares… Les enterraron bajo piedras y lloraron sus muertes. Las lágrimas oscuras que desprendían sus ojos pintados marcaron sus rostros durante días.”