“Los libros cautivan porque le ahorran al lector el problema de vivir. Los libros se declaran por nosotros, recorren la noche por nosotros. Entran donde el lector no se atrevería a entrar, espían donde el lector cerraría los ojos. Sufren lo que el lector sería incapaz —porque la lectura lo ha embotado— de sufrir. Aunque seguramente ese lector, al momento de morir, morirá menos que quien ha sufrido en carne propia.”
“Lector se nace, lector se hace, lector se muere. Como el hábito no tiene finalidad práctica, no admite renuncia por abandono ni por desaliento ante el posible competidor.El lector se arrodilla como el arqueólogo, trepa escalera como el restaurador, fortalece músculos con el diccionario de María Moliner, huronea de tomo en tomo. Lee de pie y escarba en librerías, sufriendo la melancólica anemia de su bolsillo, el despiste de los libreros y la necesidad del ángel que lo aliente para desmalezar la selva de los libros chatarra.Lo creíamos sedentario y en realidad es un atleta, comparado con prójimos que sortean estas gimnasias y se solidifican en ángulo recto frente a las pantallas...”
“"A veces se habla de la crisis de la literatura, y ésta está determinada no por la crisis de los escritores, sino por la crisis de los lectores. Si el lector no se pone al nivel de la gran literatura, la gran literatura no puede existir.”
“Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. En la tienda nosotros los vendemos y los compramos, pero en realidad los libros no tienen dueño. Cada libro que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien. Ahora sólo nos tienen a nosotros, Daniel. ¿Crees que vas a poder guardar este secreto?”
“Sin duda cada ser tiene, en el universo de lo escrito, una obra que le convertirá en lector, suponiendo que el destino favorezca su encuentro.Lo que Platón dice de la mitad amorosa, ese otro ser que circula por alguna parte y que conviene encontrar a riesgo de permanecer incompleto hasta el día de tu muerte, es todavía más auténtico en el caso de los libros.”
“Me cae bien la gente que lee libros, y no sólo porque yo solía escribirlos. Los lectores de libros están tan dispuestos como cualquiera a iniciar una conversación con el tema del tiempo, pero son capaces de pasar de ahí.”