“—Pero sí, pavo. Justamente te haría mal porque te quiero ¿no comprendes? Uno no hace mal a la gente que le es indiferente. Pero la palabra querer, Martín, es tan vasta... Se quiere a un amante, a un perro, a un amigo...—¿Y yo? —preguntó temblando Martín—, ¿qué soy para vos? ¿Un amante, un perro, un amigo?...—Te he dicho que te necesito, ¿no te basta?”