“Me gustaría mucho que vinieras, ya que, aunque seas huraño, formas parte de mi paisaje cotidiano. Me he acostumbrado a encontrarte cada mañana en tu pupitre, dormido o haciendo garabatos sobre tu cuaderno negro. Si un día dejaras de venir, al universo le faltaría algo. [pp. 126]”
“La conciencia de lo fácil que era morir me erizó la piel. Aunque lo sabía por experiencia propia, me impresionaba que la frontera entre la vida y la muerte fuera tan fina. La fragilidad de la vida. [pp.151]”
“Mientras cubría la distancia entre Sant Berger y mi casa, sentí que la negrura de la noche iba tiñendo mi alma. Sin que pudiera explicármelo, un malestar había empezado a roerme desde dentro como una fiera oculta. Me sentía huérfano de la vida.”
“Según los estudiosos, cada día tenemos unos sesenta mil pensamientos. Positivos y negativos, banales y profundos. No hay que juzgarlos: son como nubes que pasan. Somos responsables de lo que hacemos, pero no de lo que pensamos. Por eso, cuando alguna idea te angustie, simplemente ponle la etiqueta «pensamiento» y déjala pasar.”
“Del pasado al futuro sólo hay un paso. Digan lo que digan los maestros de zen, lo que no existe es el presente.”
“La muerte es el fin de toda angustia, el más tranquilo sueño, el eterno descanso. El que ha gozado debe retirarse de la vida como huésped satisfecho; el que ha sufrido, recibir gustoso a la que viene a cortar el hilo de sus desaventuras. [pp.150]”
“El pasado está por todas partes, pero no lo vemos. Por eso no logramos deshacernos de él fácilmente. Somos como una nave inmovilizada por un ancla que se aferra a las profundidades. Lo que no significa que no seamos capaces de arrancarla y proseguir nuestro rumbo.”