“Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu peloy por las calles voy sin nutrirme, callado,no me sostiene el pan, el alba me desquicia,busco el sonido líquido de tus pies en el día.Estoy hambriento de tu risa resbalada,de tus manos color de furioso granero,tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,quiero comer tu piel como una intacta almendra.Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,la nariz soberana del arrogante rostro,quiero comer la sombra fugaz de tus pestañasy hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculobuscándote, buscando tu corazón calientecomo un puma en la soledad de Quitratúe”