“El hombre martirizado por sus demonios se venga ciegamente en su prójimo”

Franz Kafka

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“He advertido, de pronto, que en realidad no recuerdo su rostro en detalle. Sólo creo ver aún su figura, su vestido, mientras usted se alejaba entre las mesas del café.”


“Querido padre:Me preguntaste una vez por qué afirmaba yo que te tengo miedo.Como de costumbre, no supe qué contestar, en parte, justamente por elmiedo que te tengo, y en parte porque en los fundamentos de ese miedoentran demasiados detalles como para que pueda mantenerlos reunidosen el curso de una conversación. Y, aunque intente ahora contestartepor escrito, mi respuesta será, no obstante, muy incomprensible, porquetambién al escribir el miedo y sus consecuencias me inhiben anteti, y porque la magnitud del tema excede mi memoria y mi entendimiento.”


“Es perfectamente imaginable que el esplendor de la vida está dispuesto, siempre en toda plenitud, alrededor de cada uno, pero cubierto de un velo, en las profundidades, invisible muy lejos. Sin embargo está ahí, no hostil, no a disgusto, no sordo, viene si uno lo llama con la palabra correcta, por su nombre correcto, Es la esencia de la magia, que no crea, sino llama.”


“Ocurrió que el cerebro no pudo soportar más las preocupaciones y dolores que le habían sido impuestos. Y entonces dijo: "Me doy por vencido; pero si alguien sigue interesado en mantener la unidad, que me alivie y recoja parte de mi carga; así tiraremos un poco más".”


“En lugar de un saludo, yo te decía, rápidamente, movido por algo que veía en tu rostro "Me imaginabas distinto." Tú respondías: "Si te he de ser franca, te imaginaba más guapo”


“Y, sin embargo, mentiría si dijera que la extraño. Es el hechizo más perfecto y más doloroso. Usted está aquí, igual que yo y con mayor intensidad aún; allí donde yo estoy, está usted, como yo y más intensamente aún. No bromeo. A veces imagino que usted -que está aquí- extraña mi presencia y pregunta: "¿Pero dónde está? ¿Acaso no escribía diciendo que estaba en Merano? [...] El día es tan corto. Transcurre y termina con usted y fuera de usted sólo hay unas pocas nimiedades. Apenas me queda un rato para escribirle a la verdadera Milena, porque la Milena más verdadera aún ha estado aquí todo el día, en la habitación, en el balcón, en las nubes.”