“Resulta curioso y ridículo lo mucho que a veces puede expresar la mirada de un hombre vergonzoso, morbosamente púdico, tocado por el amor, precisamente cuando este hombre preferiría que la tierra se abriera bajo sus pies antes de decir nada o de darlo a entender con la palabra o con los ojos.”
“¿Y en qué piensas ahora? - Pues en que te vas a levantar y vas a pasar junto a mí, y yo voy a mirarte y a seguirte con los ojos; va a crujir la seda de tu vestido, mi corazón va a desfallecer, saldrás de la habitación y yo me acordaré de cada una de las palabras que has pronunciado y del tono de voz con que las has dicho. Y en cuanto a la noche pasada, no pensé en nada, no hice más que escuchar cómo respirabas dormida y cómo te moviste en la cama dos veces...”
“—No, no le dije una palabra de eso; de cualquier manera, no habría comprendido. Pienso que, si con la ayuda de la lógica se puede convencer a alguien de que no hay razón para llorar, dejará de llorar de inmediato. Está claro. ¿No le parece que estoy en lo cierto?—En ese caso, la vida sería demasiado fácil —replicó Raskolnikov.”
“[...] la insospechada furia destructora, la incesante ola de mentiras y la incapacidad de los hombres para contener al demonio de la sangre, son los estímulos más adecuados para poner con vivacidad ante los ojos del hombre pensador el problema de lo inconsciente caótico, que dormita inquieto bajo el mundo ordenado de lo consciente.”
“Pues nada ha sido nunca para un hombre o una sociedad humana más insoportable que la libertad.”
“Entre nosotros se han establecido unas relaciones un tanto extrañas, que en muchos aspectos me resultan incomprensibles si tomo en consideración su orgullo y la altivez que muestra con todos. Sabe, por ejemplo, que la amo con locura.”
“A veces nos encontramos con individuos completamente desconocidos que sin saber por qué nos interesan en seguida, a simple vista, antes de cambiar una palabra con ellos.”