“A veces la mejor manera de saber lo que se supone que tienes que hacer es haciendo lo que se supone no debes hacer.”
“Sin dinero. Sin lugar para quedarse. Debe ser mi peor pesadilla. Pero no me importa. Es gracioso pensar en las cosas que crees temer, hasta que te suceden y luego ya no es así.”
“dice eso antes, sobre los accidentes, sobre no saber nunca cuando uno es un giro en la carretera y cuando se trata de un tenedor, sin saber que tu vida está cambiando, hasta que ya sucedió.”
“Me di cuenta entonces que no es suficiente saber cómo se llama alguien.Tienes que saber quiénes son.”
“Ahora lo sé. Me gustaría hacer esa promesa mil veces y perderme mil veces de haberla escuchado tocar ayer por la noche o para verla en el sol de la mañana. O incluso sin eso. Sólo para saber que ella está en algún lugar. Viva.”
“Las dos nos quedamos ahí paradas en la acera, con las manos a nuestros lados, sin saber qué decir. Oigo el aullido de los niños vecinos en los aspersores. Pienso en mí y Melanie cuando éramos más jóvenes, en la plataforma de clavado en la piscina en México. Siempre nos tomábamos de la mano mientras saltábamos, pero en el momento en que nadábamos de vuelta a la superficie, nos habíamos soltado. No importa cuánto tratábamos, una vez que empezábamos a nadar, siempre nos soltábamos. Pero después de que llegábamos a la superficie, nos gustaba salir de la piscina, trepábamos las escaleras de la plataforma, nos agarrábamos las manos, y lo hacíamos de nuevo.Estamos nadando separadas ahora. Lo entiendo. Tal vez es lo que tienes que hacer para mantenerte flotando. ¿Pero quién sabe? Tal vez un día, salgamos, agarremos nuestras manos y saltemos de nuevo.”