“Debes conocer a los hombres que te siguen-le oyo decir a Robb una vez-, y ellos debe conocerte. No les pidas a tus hombres que mueran por un desconocido.”
“No pidas consejo a los Elfos, pues te dirán al mismo tiempo que sí y que no.”
“Si le cortas la lengua a un hombre, no demuestras que estuviera mintiendo: demuestras que no quieres que el mundo oiga lo que pueda decir.”
“porque cuando nos hablan del Peligro que suponen los Desconocidos en el colegio dicen que si un hombre se te acerca y te habla y te da miedo debes buscar a una señora y correr hacia ella, porque las señoras son más seguras.”
“La muerte es tan... definitiva! Mientras que la vida está llena de posibilidades”
“Debes saber que son tus acciones, y no tus deseos, los que te convertirán en una buena persona”
“De los muchos rostros que (como todos los seres humanos) Alejandra tenía, aquél era el que más le pertenecía a Martín; o, por lo menos, el que más le había pertenecido: era la expresión profunda y un poco triste del que anhela algo que sabe, por anticipado, que es imposible; un rostro ansioso pero ya de antemano desesperanzado, como si la ansiedad (es decir, la esperanza) y la desesperanza pudieran manifestarse a la vez. Y, además, con aquella casi imperceptible pero sin embargo violenta expresión de desdén contra algo, quizá contra Dios o la humanidad entera o, más probablemente, contra ella misma. O contra todo junto. No sólo de desdén, sino de desprecio y hasta de asco.”