“Siempre dije que mi mente era mi peor enemiga... que nadie podría hacerme más daño del que podría hacerme yo misma. Pero creí morir cada vez que alguna de las personas que amaba me abandonaba.”
“Al no poder expresar con palabras el dolor que siento por dentro, mi cuerpo se convierte en las páginas que demuestran mis penas, probando al máximosus límites y mi resistencia. Ese ardor en la piel, ver la sangre correr por mi piel, me permite manifestar lo que realmente es mi vida. Es algo que no puedo controlar, necesito cortarme cada vez más.”
“No era normal, quizá porque me sentía especial, diferente del resto, porque los demás estaban un paso adelante, y yo aún seguía atrás. Porque los demás jugaban a ser felices mientras yo moría de angustia. Mi angustia, ¡qué tema complicado!”
“Incluso sin tratarlo, Perséfone contaminó cada faceta de mi vida y cada persona a la que amaba. Como una hermana más joven, cuyas únicas cosas eran heredadas, todo lo que tenia olía a ella, y nada alguna vez iba a hacer que el olor desapareciera.”
“Kat, no voy a hacerte daño —me hablaba con suavidad, pero había un matiz de rabia en su voz mientras intentaba que me tranquilizara sin hacerme daño—. Nunca podría hacerte nada malo.”
“No podrías estar más cerca de mi corazón que ahora.”
“- ¿Es un sueño entonces? ¿O es que... es real?Ella me dió un envase de macarrones, junto con una mirada que sólo mi madre podría hacer.- ¿Hay alguna regla que yo no conozca que diga que no se puede hacer ambas cosas a la vez?”