“Te quiero…te adoro –dice–. Iré adonde digas: Estambul, Singapur, Honolulú. Pero ahora tengo que irme…se está haciendo tarde.”
“—. Gracias por la oferta, Ethan, pero no puedo...—... decirte que no —me interrumpió—. Por eso iré a buscarte a la sesión de fotos mañana para ir a cenar. Has reconocido que me debes un favor y te lo estoy pidiendo ahora. Eso es lo que quiero, Brynne.”
“Te quiero, sí, te quiero: pero a medida de que te quiero se me van haciendo innecesarias las palabras.”
“No quiero ser razonable ni lógico. ¡Los detesto! Quiero reventar de risa, quiero divertirme. Quiero hacer algo. Quiero sentarme en un café y pasarme el día hablando. Dios, nosotros tenemos nuestros defectos...pero tenemos entusiasmo. Es mejor cometer errores que no hacer nada.”
“Las personas son como los piojos: se te meten bajo la piel y se entierran en ella.”
“Pero ahora él no está y tú no eres feliz, ni se te ocurra negármelo. Te conozco incluso mejor de lo que me conozco a mí. Te quiero conmigo y punto, y no me voy a quedar esperando que aparezca otro y te alejes de nuevo.”
“Estaba convencido de que, si las cosas me salían mal, a todo el mundo le salían mal. Y, por lo general, las cosas salían mal sólo cuando te preocupabas demasiado.”