“El Merkel de siempre. Es editorialista de un gran periódico, y a menudo escribe artículos de tono apocalíptico, que pretenden ser tomados en serio y en ocasiones lo merecen incluso. Mal afeitado y tembloroso por las mañanas, pero siempre elegante al atardecer, y dotado de un humorismo que se enciende al mismo tiempo que los faroles.”

Hjalmar Söderberg

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“De la nostalgia humana por el amor ha brotado al fin y al cabo toda la parte de la cultura que no se orienta directamente a calmar el hambre o a luchar contra los enemigos. El sentimiento de la belleza no mana de otra fuente. Todo el arte, toda la poesía, toda la música han bebido de ella. El más soso cuadro de historia moderno, las madonas de Rafael, y las obreritas parisinas de Steinlen, el 'Ángel de la Muerte' como el Cantar de los Cantares y el Buch der Lieder, oratorios y valses vieneses, incluso toda moldura de yeso en esta casa horrenda donde vivo, todo dibujo de la alfombra, la forma de aquel jarrón de porcelana y el diseño de mi bufanda, todo lo que pretende gustar y embellecer, tanto si lo logra como sino, viene de allí, aunque sea por caminos largos y tortuosos.”


“¿En qué pensaba yo mayormente, cuando me preparé esas pildoritas? Un suicidio por un infortunio amoroso nunca he sido capaz de concebirlo. Tal vez en la pobreza. La pobreza es temible. De todas las llamadas calamidades externas, la pobreza es la que se mete más adentro. Pero no parece que me ronde de muy cerca, yo mismo me cuento entre los bien situados, y la sociología me contaría entre los ricos. En lo que más pensaba entonces era en la enfermedad. una enfermedad larga, incurable, repugnante. Yo que he visto tantas cosas... Cáncer, lupus facial, ceguera, parálisis... Cuántos desgraciados habré visto a los que sin el menor remordimiento habría administrado una de esas píldoras de no ser porque, en mí como en otras personas decentes, el interés propio y el respeto a la ley han hablado más fuerte que la compasión. Y en cambio, cuánto material humano inútil y desesperadamente estropeado habré contribuido a conservar ejerciendo mi oficio sin ruborizarme siquiera de cobrar por mis servicios”


“La moral no es más que ese famoso círculo de tiza alrededor de la gallina: sólo encierra a los que creen en ella”


“Sí, ambicioso... Si lo llamo ambicioso, es sobre todo en honor a nuestra estrecha amistad, de otro modo se expresaría uno más correctamente diciendo que pega fuerte con los codos. La ambición es una cosa tan poco ordinaria... Nos hemos acostumbrado a decir que alguien es ambicioso cuando aspira a ser consejero de estado.”


“El soberbio cree que se basta a sí mismo, cree que su valor, su precio en el mercado, proviene del dominio de una habilidad, de una profesión o de un conjunto de facultades.El soberbio semeja al periodista que piensa que es su aptitud para encontrar y referir noticias lo que le hace periodista y no el medio en que trabaja, y piensa que una noticia escrita por él en un periódico de un pueblo vale tanto como esa noticia escrita por otro periodista menos hábil en un periódico de difusión nacional. Semeja al biólogo y al pintor que piensan que es su inteligencia y su habilidad para el dibujo lo que les hace buenos y que son buenos al margen de sus laboratorios, sus galeristas, su momento histórico, sus relaciones sociales. Edmundo había aprendido que las relaciones se miden por metros de garaje con telares abandonados, como también sabía que la inteligencia, el arte o la competencia profesional no era un pájaro, no venían a posarse sobre los individuos para que al fin en un laboratiorio médico contratasen precisamente al individuo que tenía el pájaro de ser competente, útil, imaginativo. No le necesitaban a él sino a uno como él, y sería lo mismo en Décima como fue lo mismo en Matesa o con Jimena, o en el laboratiorio, o en la Universidad de Navarra. No a él sino a uno como él, a uno que rellenara el hueco, que cumpliera la función.”


“Ahora, imagíne­se lo que es la realidad de los seres humanos, con sus com­plicaciones y recovecos, contradicciones y además cambian­tes. Porque cambia a cada instante que pasa, y lo que éra­mos hace un momento no lo somos más. ¿Somos, acaso, siempre la misma persona? ¿Tenemos, acaso, siempre los mismos sentimientos? Se puede querer a alguien y de pronto desestimarlo y hasta detestarlo. Y si cuando lo desestima­mos cometemos el error de decírselo, eso es una verdad, pero una verdad momentánea, que no será más verdad den­tro de una hora o al otro día, o en otras circunstancias. Y en cambio el ser a quien se la decimos creerá que ésa es la verdad, la verdad para siempre y desde siempre. Y se hundi­rá en la desesperación.”