“—¿También se repara el corazón? —Aquella pregunta escapó de sus labios antes de que pudiese reprimirla.Nicolás meditó la respuesta antes de soltarla.—Para eso hace falta algo más que tiempo, pero sí, un corazón puede revivir, Vinne. Ten fe en que tú misma podrás recoger los pedazos y armar el puzzle de forma que a la próxima dure más contra los golpes que reciba. Es lo bueno del corazón: que una vez roto, ya no pueden quebrarlo de nuevo. Como mucho rasguñarlo.”

Hollie A. Deschanel

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“—Eres mía, Davinia. Creí que lo había dejado claro hacía mucho tiempo —dijo.—Mi cuerpo es tuyo, sí, pero no el resto —contestó ella, aparentando serenidad. Su actitud le puso más nervioso—. Aún puedo lograr escapar de la sombra de tu amor enfermizo.—¡No! —gritó él, atrayéndola y besándola.Davinia notó el mal sabor que el alcohol le daba a su saliva, y gruñó, arañándole la mejilla con rabia. Christian gritó, alejándola y frotándose la zona afectada, mirándola con los ojos entrecerrados y acuosos. —Jódete, Christian. No puedes venir a mi casa con la única intención de montarme una escena de celos. ¡No soy tuya!—No quiero que salgas con otros hombres —murmuró, sintiendo que algo dentro de su pecho se rompía en pedazos. ¿Su corazón?”


“La primera vez que me topé con Rei nevaba en todo Tokio. Por entonces yo no sabía que mi vida cambiaría de forma radical debido a nuestro encuentro casual, pero realmente no me arrepiento de nada. Incluso hoy, después de veinte años, sé que estaba destinada a terminar entre sus brazos y encontrar el amor en ellos.”


“—No, en realidad no. Soy una buena chica. Decidí hacer este viaje porque quería enamorarme.Le pillé por sorpresa. Abrió mucho los ojos y la boca. Luego sonrió, y cerró los ojos.—Adolescentes, siempre soñando con imposibles.—¡Eh! —Alcé la voz, sonrojándose otra vez—. Enamorarse no es ningún imposible.—Claro que lo es. Amar no es acostarse con el primero que pase.Volví a enrojecer. Rei era tan brusco al decir las cosas. Creo que eso fue lo que me volvió loca de él.”


“Hay secretos de la boca y secretos del corazón.La mayoría de los secretos son secretos de la boca. Chismes compartidos y pequeños escándalos susurrados. Esos secretos ansían liberarse por el mundo. Un secreto de la boca es como una china metida en la bota. Al principio apenas la notas. Luego se vuelve molesta, y al final, insoportable. Los secretos de la boca crecen cuanto más los guardas, y se hinchan hasta presionar contra tus labios. Luchan para que los liberes.Los secretos del corazón son diferentes. Son íntimos y dolorosos, y queremos, ante todo, escondérselos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón, y cuando más se los guarda, más pesados se vuelven.Teccam sostiene que es mejor tener la boca llena de veneno que un secreto del corazón. Cualquier idiota sabe escupir el veneno, dice, pero nosotros guardamos esos tesoros dolorosos. Tragamos para contenerlos todos los días, obligándolos a permanecer en lo más profundo de nosotros. Allí se quedan, volviéndose cada vez más pesados, enconándose. Con el tiempo, no pueden evitar aplastar el corazón que los contiene.”


“Sentía, muy dentro de su maltratado corazón, que jamás podría entregarle a otra persona lo que le pertenecía a Christian. Por muy mal que él la tratase a veces.”


“De los muchos rostros que (como todos los seres humanos) Alejandra tenía, aquél era el que más le pertenecía a Martín; o, por lo menos, el que más le había pertenecido: era la expresión profunda y un poco triste del que anhela algo que sabe, por anticipado, que es imposible; un rostro ansioso pero ya de antemano desesperanzado, como si la ansiedad (es decir, la esperanza) y la desesperanza pudieran manifestarse a la vez. Y, además, con aquella casi imperceptible pero sin embargo violenta expresión de desdén contra algo, quizá contra Dios o la humanidad entera o, más probablemente, contra ella misma. O contra todo junto. No sólo de desdén, sino de desprecio y hasta de asco.”