“Mediante el proceso de trazar símbolos de tinta en una página, enviaba ideas y sentimientos desde su mente a la del lector. Era un proceso mágico, tan ordinario que nadie se detenía a pensarlo. Leer una frase y entenderla era lo mismo; como en el caso de doblar un dedo, nada mediaba entre las dos cosas. No había una pausa durante la cual los símbolos se desenredaban. Veías la palabra castillo y allí estaba, a lo lejos, con bosques que se extienden ante él en pleno verano, con el aire azulado y suave del humo que asciende de la forja de un herrero y un camino empedrado que serpentea hacia la verde sombra...”

Ian McEwan

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“Desde allí vio en un lento remolino, a su madre que saltaba de la cama y vio a su padre detenerla a medio camino y empujarla fácilmente hasta el lecho, y luego lo vio dar media vuelta y venir hacia él, vociferando, y se sintió en el aire, y, de pronto, estaba en su cuarto, a oscuras, y el hombre cuyo cuerpo resaltaba en la negrura le volvió a pegar e la cara,y todavía alcanzó a ver que el hombre se interponía entre él y su madre que cruzaba la puerta, la cogía de un brazo y la arrastraba como si fuera de trapo, y luego la puerta se cerró y él se hundió en una vertiginosa pesadilla”

Mario Vargas Llosa
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“El romance hablaba de cierto brujo y cierta poetisa. De cómo el brujo y la poetisa se conocieron a la orilla del mar, entre los chillidos de las gaviotas; cómo se enamoraron desde el primer momento. De cuán hermoso y fuerte era su amor. De que nada, ni siquiera la muerte, sería capaz de destruir aquel amor ni de separarlos. Jaskier sabía que pocas personas creerían la historia que contaba el romance, pero no se preocupó por ello. Sabía que los romances no se escriben para que se crea en ellos, sino para emocionar. Algunos años después, Jaskier podría haber cambiado el contenido del romance, haber escrito sobre lo que sucedió en realidad. No lo hizo. La verdadera historia no hubiera emocionado a nadie. ¿Quién querría escuchar que el brujo y Ojazos se separaron y no se volvieron a ver nunca más, ni una sola vez? ¿Que cuatro años más tarde Ojazos murió de viruela durante una epidemia que asoló Wyzima? ¿Que él, Jaskier, la sacó en sus brazos de entre los cadáveres quemados en las hogueras y la enterró lejos de la ciudad, en el bosque, sola y tranquila, y junto con ella, tal y como había pedido, dos cosas: su laúd y su perla celeste? Una perla de la que nunca se separó.”

Andrzej Sapkowski
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“No hay nadie en el mundo que atienda mejor que la pobretería en España el arte de no hacer nada y de vivir de nada; el clima del país contribuye con la mitad , el temperamento de las gentes aporta la otra mitad. Dad, en efecto, a un español la sombra en verano, el sol en invierno, un trozo de pan, ajos, aceite, garbanzos, una vieja capa y una guitarra, aunque no sea propia, los sones de la guitarra, ¡y que ruede el mundo como quiera! Hablarle de estreches! Para él no hay desgracia; la soportan sus hombros sin encogerse, lo mismo que cuando cuelga de ellos la raída capa. El español es siempre un hidalgo, aun en hambre y en harapos.”

Washington Irving
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“‎La verdad es un cuchillo afilado, la verdad es una llaga incurable, la verdad es un ácido corrosivo. Por esto durante los días de su juventud y de su fuerza, el hombre huye de la verdad hacia las casas de placer y se ciega con el trabajo y con una actividad febril, con viajes y diversiones, con el poder y las destrucciones. Pero viene un día en que la verdad lo atraviesa como un venablo y ya no siente más el júbilo de pensar o trabajar con sus manos, sino que se encuentra solo, en medio de sus semejantes, y los dioses no aportan ningún alivio a su soledad.”

Mika Waltari
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“En las noches de invierno, mientras hervía la sopa en la chimenea, añoraba el calor de su trastienda, el zumbido del sol en los almendros polvorientos, el pito del tren en el sopor de la siesta, lo mismo que añoraba en Macondo la sopa del invierno de la chimenea, los pregones del vendedor de café y las alondras fugaces de la primavera. Aturdido por dos nostalgias enfrentadas como dos espejos, perdió su maravilloso sentido de la irrealidad, hasta que terminó por recomendarles a todos que se fueran de Macondo, que olvidaron cuanto él les había enseñado del mundo y del corazón humano, que se cagaran de Horacio y que en cualquier lugar en que estuvieran recordaran siempre que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera.”

Gabriel Garcia Marquez
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