“-¿Cómo has conseguido entrar?- Tengo mis recursos.Caí en la cuenta. Él había reemplazado mi puerta hacía dos meses, porque yo estaba bastante ocupada intentando no morir.- Te quedaste una llave de mi apartamento. Capullo. ¿Cuántas veces has entrado?- De vez en cuando.-¿Por qué?- Para saber que estás bien. Me ahorra el tiempo de sentarme junto al teléfono a esperar una de tus llamadas de auxilio.-No tienes por qué preocuparte: no va a haber más llamadas. Prefiero morirme a llamarte otra vez.-Eso es lo que me preocupa -replicó.(...)-¿Has venido alguna vez mientras dormía?-Ocasionalmente.- Te habría oído.-Trabajas doce horas al día y vienes hecha polvo. Además, soy muy silencioso.(...)-No, no reviso tus cosas. Solo vengo de vez en cuando para asegurarme de que sigues de una pieza. Me gusta saber que estás a salvo, durmiendo en la cama.”
“Había una vez,Una vez, cuando fuistes mía.Me acuerdo de cielos,Reflejada en tus ojos.Me pregunto dónde te encuentras?Me pregunto siPiensas en mí?Había una vezEn tus sueños más distantes?Por una vez, el mundo era nuevo.Nuestros cuerpos se sentía el rocío de la mañana,Que da la bienvenida al nuevo día.Y no nos podíamos separar.Me pregunto si a ti te importa?Me pregunto si ay aún recuerdo de mi?Había una vez,En tus sueños más distantes?Y cuando suena Enrique...Y cuando las palabras sonConmovido por el dolor...Cuando suena la música,Oigo el sonido.Tuvia que seguirlo,Había una vez.Una vez bajo las estrellas,El universo era de nosotros.El amor era todo lo que yo sabíaY todo lo que sabía eras tu.Me pregunto si usted sabe?Me pregunto si te piensas en eso?Había una vezEn tus sueños más distantes?Había una vezEn tus sueños más distantes,que te recuerdas de mi?”
“Aplaudo hasta que mis manos arden. Aplaudo como si haciéndolo pudiera alargar la noche, como si pudiera transformar la Noche de Reyes en una noche de veinticuatro horas. Aplaudo para poder aferrarme a este sentimiento. Aplaudo porque sé lo que sucederá cuando me detenga. Es lo mismo que pasa cuando apago una muy buena película —una en la que me he sumergido— que es ser lanzada de regreso a mi propia realidad y un vacío se instalará en mi pecho. Algunas veces, miraré una película una y otra vez para recuperar esa sensación de estar dentro de algo real. Lo cual, lo sé, no tiene sentido.”
“Con la moneda en mi mano, aplaudo. Aplaudo hasta que mis manos arden. Aplaudo como si haciéndolo pudiera alargar la noche, como si pudiera transformar la Noche de Reyes en una noche de veinticuatro horas. Aplaudo para poder aferrarme a este sentimiento. Aplaudo porque sé lo que sucedería cuando me detuviera. Es lo mismo que pasa cuando apago una muy buena película una en la que me he sumergido que es ser lanzada de regreso a mi propia realidad y un vacío se instalará en mi pecho. Algunas veces, miraría una película una y otra vez para recuperar esa sensación de estar dentro de algo real. Lo cual, lo sé, no tiene sentido.”
“—Ahora lo entiendo —dije, con la voz amortiguada contra su hombro—. Lo entiendo de verdad. —¿Entender qué? —Lo que se siente al ver que la persona que más quieres en el mundo está en peligro. Antes no lo sabía de verdad. Y al ver a Felicity apuntándote al corazón con la pistola, de repente me sentí una estúpida por no haberlo sabido. —¿Saber qué? —Lo salvaje que es. No tiene nada de razonable ni de lógico. Tenías razón al decir que pierdes el control en lo que se refiere a mí. Yo no podía controlar lo que iba a hacer. Provoqué la explosión porque no podía pensar en otra cosa que en salvarte. No pensé en lo peligroso que era para mí y para los demás. En ese momento solo me importabas tú. Solo tú. Y habría hecho cualquier cosa por salvarte. Habría pagado cualquier precio, habría cometido cualquier pecado, habría vendido mi alma con tal de salvarte.”
“Soy como un remolino en medio de un mar agitado, una vez que estás en mi camino no tengo elección, te agarraré de la pierna y te hundiré.”