“Mi nieto corría delante con los pies para los lados y moviendo los brazos como un pato. Nos acercamos al arroyo, tumultuoso en invierno, donde habíamos esparcido tus cenizas. Lo reconoció al punto.-Paula estaba enferma ayer-dijo; para él todo pasado era ayer.-Sí. Se murió.-¿Quién la mató?-No es como en la televisión, Alejandro, a veces la gente se enferma y se muere, así no más.-Adónde van los muertos?-No sé exactamente.-Ella se fue por allí-dijo señalando el arroyo.-Sus cenizas se fueron en el agua, pero su espíritu vive en este bosque.¿No te parece lindo?-No. Sería mejor que viviera con nosotros-decidió.”
“Recordar lo que para mí han sido los primero libros me exige olvidar desde el principio todo lo que sé de libros. Ciertamente toda mi actual sabiduría se basa en la disposición con la que ya entonces me enfrentaba al libro. Pero así como en el día de hoy tema y contenido, objeto y materia, se enfrentan al libro como algo exterior, entonces se encontraba todo fundido en él, no era algo independiente de él. El mundo abierto en el libro y el libro mismo no podían separarse bajo ningún concepto: formaban un todo perfecto. De esta forma, junto al libro, también podían cogerse con la mano su contenido, su mundo, como si tuvieran asas. Y este mundo, el contenido, glorificaban a su vez al libro en todas sus partes: palpitando en él, iluminado desde él. Y no sólo anidaban en la portada o en los grabados. Su casa estaba también en los títulos de los capítulos, en las letras especiales con que empezaban, en los puntos y aparte, en las columnas, etc. Los libros no se leían sin más, no; se vivían, se moraba entre sus líneas...”
“Harper se acercó a mí con un propósito en la mirada, y con un último vistazo hacia Art, cruzó. No vi el dolor y el miedo que había sufrido durante todos esos años. No la viaterrorizada, y tampoco vi la pesadilla que había sido su estancia en el hospital psiquiátrico.Lo que vi fue cómo su padre la cogía y se la subía a los hombros mientras ella le señalabala ruta a seguir a través de los árboles que había en la parte trasera de la propiedad. Vi a su perro, un golden retriever llamado Sport, que le lamió los dedos hasta que ella no pudo soportar las cosquillas. Y vi el primer beso que le dio Art. Ella estaba en el instituto, viendo uno de los partidos de baloncesto en los que él participaba. Art se había lesionado y estaba en el vestuario. Harper corrió a ver cómo estaba. Estuvo a punto de desmayarse al ver el enorme bulto del brazo que tenía sujeto al costado, donde el hueso casi atravesaba la piel.Art se había tapado los ojos con el otro brazo para ocultar su angustia. Harper se acercó y, antes de que se diera cuenta de lo que ocurría, él le rodeó la cabeza con la mano y tiró de ella hasta que sus labios se unieron.Y luego cruzó.Ese toque romántico, la agonía del amor perdido, fue mi perdición.”
“Se detuvo a medio camino para mirar atrás. De pie y temblando en el agua y no de frío porque no hacía ninguno. No le hables. No la llames. Cuando se acercó, él le tendió la mano y ella la tomó. Era tan pálida en el lago que parecía estar ardiendo. Como una luz fosforescente en un bosque tenebroso. Que ardía sin llama. Como la luna que ardía sin llama. Sus cabellos negros flotaban en el agua alrededor, caían y flotaban en el agua. Ella le rodeó el cuello con su otro brazo y miró hacia la luna en el oeste no le hables no la llames y entonces volvió su rostro hacia él. Más dulce por el hurto de tiempo y carne, más dulce por la traición. Grullas que anidaban y se sostenían sobre una pata entre las cañas de la orilla sur habían sacado sus esbeltos picos de debajo de las alas para vigilar. ¿Me quieres?, preguntó ella. Sí, dijo él. Pronunció su nombre. Dios mío, sí, dijo.”
“Hoy el pesimismo recorre al país e infecta a quienes entran en contacto con él. México vive obsesionado con el fracaso. Con la victimización. Con todo lo que pudo ser pero no fue. Con lo perdido, con lo olvidado, lo maltratado. México estrena el vocabulario del desencanto. Se siente en las sobremesas, se comenta en las calles, se escucha en los taxis, se lee en las pintas, se lamenta en las columnas periodísticas, se respira en los lugares donde aplaudimos la transición y ahora padecemos la violencia.”
“Cuando lo oscuridad se desliza y se traga la luz, entierra tus miedos e nla Noche de los Lamentos porque, en la shoras más negras del invierno los Voradores celebran su festín. Nadie podrá ver la vida que robarón; tu cuerpo sigue aquí, pero tu alma ya no...""Merodean en el frío y la oscuridadHambrientos y traviesosEsperan su oportunidad para devorara los débiles en la Nochde los LamentosEs entonces cuando los voradores emprenden su festín con los miedos. Tus miedos. Y roban tu alma,Pero tu cuerpo permanece...y nadie nota la diferencia""Los Voradores nos rodeanUsan nuestros nombres y caras, pero no son nosotros. Lo más peligroso es cuando nos dicen: "No hay nada de que asustarse..." En realidad, es mucho lo que viene por temer""Una vez que se ha ido, no hay regreso. Una vez dentro, no hay salida. En lo oscuro permanecerá, perdido por siempre, entre el miedo y la duda""Su miedo te ha devorado, él se quedará aquí para siempre”