“Não há nada tão insatisfatório como um fim com pontas soltas, essa tendência moderna de deixar os livros a meio.”
“A infância é uma época desgraçada, cheia de temores infundados, como o medo de monstros imaginários e do ridículo. Do ponto de vista literário, não tem suspence, já que, salvo excepções, as crianças costumam ser um pouco desenxabidas. Além disso, não têm poder- os adultos decidem por elas e fazem-no mal, inculcam-lhes as suas próprias ideias erróneas sobre a realidade e depois os miúdos passam o resto das suas vidas a tentar livrarem-se delas.”
“Nada nos divierte tanto a los chilenos como burlarnos de nosotros mismos, aunque jamás soportaríamos que lo hiciese un extranjero.”
“El golpe militar no surgió de la nada; las fuerzas que apoyaron a la dictadura estaban allí, pero no las habíamos percibido.Algunos defectos de los chilenos que antes estaban bajo la superficie emergieron en gloria y majestad durante ese período.No es posible que de la noche a la mañana se organizara la represión en tan vasta escala sin que la tendencia totalitaria existiera en un sector de la sociedad; por lo visto no éramos tan democráticos como creíamos. Por su parte el gobierno de Salvador Allende no era inocente como me gusta imaginarlo; hubo ineptitud, corrupción, soberbia. En la vida real héroesy villanos suelen confundirse, pero puedo asegurar que en los gobiernos democráticos, incluyendo el de la UnidadPopular, no hubo jamás la crueldad que la nación ha sufrido cada vez que intervienen los militares.”
“A veces, para exorcizar los demonios de un recuerdo es necesario contarlo como un cuento”
“Los hijos, como los libros, son viajes al interior de una misma en los cuales el cuerpo, la mente y el alma cambian de direccion, se vuelven hacia el centro mismo de la existencia.”
“Mis más trágicos recuerdos se levantaron en furioso oleaje. Creía que después de pasar por la experiencia de perderte ya nada podía afectarme demasiado, pero la mínima posibilidad de que algo semejante le ocurriera al hijo que me quedaba, me volteó. Tenía un peso en el pecho, como una roca aplastándome, que me cortaba la respiración. Me sentía vulnerable, en carne viva, a punto de llorar en cualquier instante. En la noche, cuando todos descansaban, oía un rumor entre las paredes, había quejidos atascados en los umbrales, suspiros en los cuartos desocupados. Era mi propio miedo, supongo. El dolor acumulado en ese largo año de tu agonía estaba agazapado en la casa.”