“Si fuera capaz de exteriorizar mis sentimientos, tal vez sufriría menos, pero se me quedan atorados adentro, como un inmenso bloque de hielo y pueden pasar años antes que el hielo empiece a derretirse.”
“Porque tal vez ella no lo sabe, pero cada uno de sus movimientos tienen más fuerza que los huracanes. Hasta el punto de llegar a trastornarme. Como si de repente me volviera a enamorar por primera vez. Un sentimiento extraño, del cual soy incapaz de resistirme.”
“No te amo. Amo a mi familia y tal vez aCasey y Jessica, pero el amor romántico lleva años y años en aparecer. Entonces no te amo. Pero admitiré que he pensado mucho en ti últimamente y definitivamente tengo sentimientos por ti… Otros sentimientos además de odio mayormente. Y tal vez es posible que en el futuro pueda amarte. Pero todavía quiero matarte la mayor parte del tiempo.”
“El momento de la muerte está lleno de sonido y calidez y luz, tanta luz que me llena, me absorbe: un túnel de destellos de luz, formando un arco hacia arriba y arriba, y si el cantar fuera un sentimiento, sería este, esta luz, esta elevación, como ganas de reír...”
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo".”
“El hielo es efímero. Se derrite con la primera oleada de luz solar. Nuestro amor no es así. Nuestro amor es como un árbol, de los que crecen en estos bosques. ¿te imaginas que difícil debe ser para las semillas, florecer en un ambiente tal árido y salvaje como este? Diseñado, no para dar vida, si no para aniquilarla y aun así se convierten en frondosos y fuertes troncos, capaces de proveer a otros seres con refugio y madera, para lo que sea que la necesiten. Resisten ventarrones, frío y desalentadores inviernos, de modo grácil y casi inmortal, como el alma de un vampiro. Y siguen ahí por años, a veces, siglos. Eso somos nosotros, árboles de invierno en Alaska. Así es nuestro amor, mi hermosa niña.”