“¡Dios mío! ¡Cómo me fastidia que me digan «Buena suerte» cuando me voy de alguna parte! Es de lo más deprimente”
“Me acordé de lo que me había dicho mi madre: "Allá me oirás mejor. Estaré más cerca de ti. Encontrarás más cercana la voz de mis recuerdos que la de mi muerte, si es que alguna vez la muerte ha tenido alguna voz." Mi madre... La viva.”
“Repito que… es mentira el cristal con que me miras;es mentira que dude de dudar;es mentira que más de cien mentirasno digan la verdad.”
“Cómo besa… Cómo decirlo…, ¡no sé cómo decirlo! Un beso lo es todo. Un beso es la verdad. Sin demasiados ejercicios de estilo, sin retorcimientos extremos, sin enroscamientos funambulísticos. Natural, lo más bonito. Besa como a mi me gusta. Sin tener que representarse, sin tener que reafirmarse, sencillo. Seguro, suave, tranquilo, sin prisa, con diversión, sin técnica, con sabor. ¿Puedo? ¡Con amor! ¡Dios mío! No, eso no. ¡Vete a la mierda, Step!”
“Todo lo que quiero ahora mismo es hacer lo mejor. Cuidar de ella. Eso es lo que haces ¿verdad? Cuando alguien es importante para ti, tu cuidas de ellos. Tratas de tirar el dolor lejos, tirarlo hacia ti si puedes, porque es más fácil pelear con sus demonios que correr el riesgo de que ella quede con alguna cicatriz. Me gustaría pelear con todos si pudiera.”
“Hay muertes, y será mejor que entendáis algo: que mueren algunas personas que no deberían morir. Preparaos, pues. Esto no es un cuento infantil. A mí nadie me lo advirtió y la culpa fue mía (dentro de poco entenderéis por qué os lo digo), y el error fue mío, de manera que no quiero que os pase lo mismo. Mueren algunas personas que no deberían morir, y la razón es ésta: la vida no es justa. Olvidaos de todas las tonterías que os dicen vuestros padres. Acordaos de Morgenstern. Seréis mucho más felices.”