“La mayor parte del tiempo, al no unirse a palabras, mis pensamientos quedan en la niebla. Dibujan formas claras y agradables, se disipan; en seguida las olvido.”
“Las palabras se habían desvanecido, y con ellas la significación de las cosas, sus modos de empleo, las débiles marcas que los hombres han trazado en su superficie. Estaba sentado, un poco encorvado, cabizbajo, solo frente a aquella masa negra y nudosa, enteramente bruta y que me daba miedo. Y entonces tuve esa iluminación.”
“Estoy solo en medio de estas voces alegres y razonables. Todos estos tipos se pasan el tiempo explicándose, reconociendo con felicidad que comparten las mismas opiniones. ¡Qué importancia conceden, Dios mío, al hecho de pensar todos juntos las mismas cosas!.”
“Y se acerca el día en el que se dirá, cerrando el último volumendel último estante del extremo izquierdo: “¿y ahora?”
“Me levanté, salí. Al llegar a la verja, me volví. Entonces el jardín me sonrió. Me apoyé en la verja y miré largo rato. La sonrisa de los árboles, de macizo de laurel quería decir algo; aquél era el verdadero secreto de la existencia.”
“Existo. Es algo tan dulce, tan dulce, tan lento. Y leve; como si se mantuviera solo en el aire. Se mueve. Por todas partes, roces que caen y se desvanecen. Muy suave, muy suave”
“El mundo de las explicaciones y razones no es el de la existencia.”