“¿Acaso no estábamos todos locos cuando dormíamos? ¿Qué era el sueño, al fin y al cabo, sino el proceso por el cual vaciábamos nuestra demencia al pozo oscuro del inconsciente quedando así listos para levantarse a la mañana siguiente y a desayunarnos con cereales en lugar de hacerlo con los niños del vecino? -Dexter”
“En la juventud éramos íntegros y el terror y el dolor del mundo nos penetraron por completo. No había una clara separación entre la alegría y la pena: se fundían en una sola cosa, al igual que nuestras horas de lucidez se funden con el sueño y el dormir. Nos levantamos por la mañana siendo unos seres, y por la noche, completamente ahogados, bajamos a un mar empuñando las estrellas y la fiebre del día.”
“—En realidad —intervino ella—, todo empezó el día que me tropecé en el hospital con el paciente más irritante del mundo y decidí que tenía que ser sólo para mí. —Eh, yo no lo recuerdo así —contradijo Phillip—. Era yo quien estaba a las puertas de la muerte —la exageración suscitó risas—, cuando me vi atacado sin piedad por una bruja sabelotodo. Kenneth arrugó la frente al ver que Stella, en lugar de darle un capón, se deshacía por dentro y lo besaba en la mejilla con una tierna sonrisa. Curiosos efectos los del amor.”
“Hay criminales que proclaman tan campantes ‘la maté porque era mía’, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los supermachos tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.”
“No era en absoluto de esos padres que riñen, prohíben y castigan. Especialmente en los primeros años de mi infancia, cuando salía por ahí y jugaba con él, sentía que el mundo era un lugar divertido al que el hombre venía para ser feliz.”
“así como se atribuía al género humano un instinto de reproducción, debía atribuírsele otro más definido y apremiante, que era el instinto de matar cucarachas, y que si éstas habían logrado escapar a la ferocidad humana era porque se habían refugiado en las tinieblas, donde se hicieron invulnerables por el miedo congénito del hombre a la oscuridad, pero en cambio se volvieron susceptibles al esplendor del mediodía, de modo que ya en la Edad Media, en la actualidad y por los siglos de los siglos, el único método eficaz para matar cucarachas era el deslumbramiento solar.”