“Sus ojos buscaron los míos.—Gracias.—¿Por qué? —Me encantó la sensación de sus brazos alrededor de mí y cómo encajé contra él, duro contra blando.Pasó sus dedos sobre mi brazo, y quedé impresionada con la forma en que podía hacerme temblar.—Por todo —dijo.Regocijo aumentó dentro de mi pecho, y mientras estábamos en los brazos del otro, nuestras respiraciones salían entrecortadas, nuestros cuerpos entrelazados, todavía no podíamos conseguir lo suficiente el uno del otro. Nos besamos. Hablamos. Vivimos.”
“Me incliné hacia ella y la besé, presionando mi cuerpo al de ella. Ella sabía muy bien, como fresas y menta. Sus brazos fueron de contra la pared a alrededor de mi cuello, tirando de mí aún más cerca. Sus dedos estaban en mi cabello, sus labios moviéndose a través de mi mejilla, su corazón latiendo con fuerza. Quería arrancar nuestra ropa y dejar que ella se arrastrara por todo mi cuerpo.”
“¡Oh, gracias a Dios, Liam está aquí! Mi ritmo cardíaco comenzó a disminuir, mientras lo sentía presionar sus labios contra mi cuello, respirar lentamente y tranquilizarme acariciando mi espalda. Traté de igualar mi respiración con la suya. Me concentré en la sensación de los latidos de su corazón constantes contra mi pecho y las manchas negras poco a poco empezaron a desvanecerse. Después de unos minutos recuperé el control de mis brazos y los envolví apretadamente alrededor de su cintura, aferrándome a él como si fuera la única cosa que impidiéndome caer al borde de un abismo. Mi padre iba a volver, pero estaba con Liam, que no dejaría que nada me hiciera daño, lo sabía. Así que empecé a sentirme segura en sus brazos. Después de lo que pareció una eternidad, fui capaz de inclinarme hacia atrás para mirarlo...”
“—Ella no significa nada para mí. —La voz de Dank envió un hormigueo por mi cuello y en mi pecho—. Nunca te mentiría, Pagan. —dijo, con urgencia, contra mi oreja. Abrí los ojos para mirar hacia él, con ganas de ver el azul de sus ojos. Sus labios rozaron la punta de mi oreja e hizo un sendero hasta mi cara. Ambas manos se apoderaron de mi cintura tirando de mí con fuerza, contra su cuerpo—. Tú me tientas. No puedo caer en la tentación.No estoy hecho para ser tentado pero, Pagan Moore, me tientas. Desde el momento en que vine por ti me atrajiste. Todo acerca de ti... —Una de sus manos que se posaba en la parte izquierda de mi cintura, se trasladó hasta acariciar suavemente mi brazo—. Tú me vuelves loco de necesidad. De deseo. No lo entendía al principio. Pero ahora lo sé. Es tu alma llamándome. Las almas no significan nada para mí. No se supone que deban. Pero la tuya se ha convertido en mi obsesión. —Bajó la cabeza a mi hombro y me besó en la curva de mi cuello. Su mano se movió por debajo de mi camisa y el calor de la palma de su mano descansaba sobre mi vientre desnudo. Un pulso de calor se apoderó de mí y me apretó fuertemente contra él para que no me cayera—. Quiero matar a ese chico cada vez que veo sus manos sobre ti. —Besó el camino hasta mi cuello y arqueé mi cuello en respuesta a darle un mejor acceso. Nada se había sentido así. Su tacto era como una droga—. Quiero arrancar los brazos de su cuerpo para que no te pueda tocar de nuevo. —Un gruñido bajo, familiar vibraba en mi espalda—. Pero no puedo tenerte, Pagan. No estás hecha para mí. —Su voz sonaba torturada. Quería consolarlo. Él me reclamó también. De alguna manera, había entrado en mi mundo y se había convertido en el centro del mismo.”
“Al principio eran ninfas de blancos brazos y turgentes pechos que seducían a los hombres; pero luego, cuando cundió la voz y los jóvenes ya no eran tan incautos de dejarse dominar por la lujuria, las náyades se mostraban en su verdadera forma, y de las aguas surgían largos brazos cubiertos de escamas verdes que arrastraban a sus presas a las honduras de los ríos y los estanques para ahogarlos.”
“Harper se acercó a mí con un propósito en la mirada, y con un último vistazo hacia Art, cruzó. No vi el dolor y el miedo que había sufrido durante todos esos años. No la viaterrorizada, y tampoco vi la pesadilla que había sido su estancia en el hospital psiquiátrico.Lo que vi fue cómo su padre la cogía y se la subía a los hombros mientras ella le señalabala ruta a seguir a través de los árboles que había en la parte trasera de la propiedad. Vi a su perro, un golden retriever llamado Sport, que le lamió los dedos hasta que ella no pudo soportar las cosquillas. Y vi el primer beso que le dio Art. Ella estaba en el instituto, viendo uno de los partidos de baloncesto en los que él participaba. Art se había lesionado y estaba en el vestuario. Harper corrió a ver cómo estaba. Estuvo a punto de desmayarse al ver el enorme bulto del brazo que tenía sujeto al costado, donde el hueso casi atravesaba la piel.Art se había tapado los ojos con el otro brazo para ocultar su angustia. Harper se acercó y, antes de que se diera cuenta de lo que ocurría, él le rodeó la cabeza con la mano y tiró de ella hasta que sus labios se unieron.Y luego cruzó.Ese toque romántico, la agonía del amor perdido, fue mi perdición.”