“Sus ojos buscaron los míos.—Gracias.—¿Por qué? —Me encantó la sensación de sus brazos alrededor de mí y cómo encajé contra él, duro contra blando.Pasó sus dedos sobre mi brazo, y quedé impresionada con la forma en que podía hacerme temblar.—Por todo —dijo.Regocijo aumentó dentro de mi pecho, y mientras estábamos en los brazos del otro, nuestras respiraciones salían entrecortadas, nuestros cuerpos entrelazados, todavía no podíamos conseguir lo suficiente el uno del otro. Nos besamos. Hablamos. Vivimos.”
“Me incliné hacia ella y la besé, presionando mi cuerpo al de ella. Ella sabía muy bien, como fresas y menta. Sus brazos fueron de contra la pared a alrededor de mi cuello, tirando de mí aún más cerca. Sus dedos estaban en mi cabello, sus labios moviéndose a través de mi mejilla, su corazón latiendo con fuerza. Quería arrancar nuestra ropa y dejar que ella se arrastrara por todo mi cuerpo.”
“— Lo encontraste? —le pregunté adormilada.Su mano se deslizó sobre su pecho. —¿Encontrar qué, Kitten?—¿Lo que buscabas?Los ojos de Daemon se abrieron y me sostuvo la mirada. La hinchazón regresó en mi pecho, extendiéndose a través de mi cuerpo. Hubo un aumento de algo ¿entusiasmo? en mi bajo vientre mientras el silencio se prolongó durante lo que pareció una eternidad. —Sí, a veces, creo que lo hice.”
“—Los puros lo hacen, lo hacen siempre y no les pillan.—Sé que hay algunos pura-sangre que rompen las reglas, pero lo hacen porqueno les importa lo que le ocurra a la otra persona, y a mí me importa lo que tepase a ti —sus ojos buscaron los míos con intensidad—. Me preocupo por ti másde lo que debería, y por eso no voy a ponerte en esa situación y poner en peligrotu futuro.”
“Desde la noche en que te vi en Georgiahas estado bajo mi piel. Te metiste dentro de mí, te convertiste en parte de mí. Nopuedo quitármelo. Está mal —Agapi mou, no puedo… —volvió a poner sus labios sobre los míos.”
“¡Oh, gracias a Dios, Liam está aquí! Mi ritmo cardíaco comenzó a disminuir, mientras lo sentía presionar sus labios contra mi cuello, respirar lentamente y tranquilizarme acariciando mi espalda. Traté de igualar mi respiración con la suya. Me concentré en la sensación de los latidos de su corazón constantes contra mi pecho y las manchas negras poco a poco empezaron a desvanecerse. Después de unos minutos recuperé el control de mis brazos y los envolví apretadamente alrededor de su cintura, aferrándome a él como si fuera la única cosa que impidiéndome caer al borde de un abismo. Mi padre iba a volver, pero estaba con Liam, que no dejaría que nada me hiciera daño, lo sabía. Así que empecé a sentirme segura en sus brazos. Después de lo que pareció una eternidad, fui capaz de inclinarme hacia atrás para mirarlo...”
“—Ella no significa nada para mí. —La voz de Dank envió un hormigueo por mi cuello y en mi pecho—. Nunca te mentiría, Pagan. —dijo, con urgencia, contra mi oreja. Abrí los ojos para mirar hacia él, con ganas de ver el azul de sus ojos. Sus labios rozaron la punta de mi oreja e hizo un sendero hasta mi cara. Ambas manos se apoderaron de mi cintura tirando de mí con fuerza, contra su cuerpo—. Tú me tientas. No puedo caer en la tentación.No estoy hecho para ser tentado pero, Pagan Moore, me tientas. Desde el momento en que vine por ti me atrajiste. Todo acerca de ti... —Una de sus manos que se posaba en la parte izquierda de mi cintura, se trasladó hasta acariciar suavemente mi brazo—. Tú me vuelves loco de necesidad. De deseo. No lo entendía al principio. Pero ahora lo sé. Es tu alma llamándome. Las almas no significan nada para mí. No se supone que deban. Pero la tuya se ha convertido en mi obsesión. —Bajó la cabeza a mi hombro y me besó en la curva de mi cuello. Su mano se movió por debajo de mi camisa y el calor de la palma de su mano descansaba sobre mi vientre desnudo. Un pulso de calor se apoderó de mí y me apretó fuertemente contra él para que no me cayera—. Quiero matar a ese chico cada vez que veo sus manos sobre ti. —Besó el camino hasta mi cuello y arqueé mi cuello en respuesta a darle un mejor acceso. Nada se había sentido así. Su tacto era como una droga—. Quiero arrancar los brazos de su cuerpo para que no te pueda tocar de nuevo. —Un gruñido bajo, familiar vibraba en mi espalda—. Pero no puedo tenerte, Pagan. No estás hecha para mí. —Su voz sonaba torturada. Quería consolarlo. Él me reclamó también. De alguna manera, había entrado en mi mundo y se había convertido en el centro del mismo.”