“—Tú… ¿llegaste a encontrar la paz?Pasó sus dedos por la curva de mi mejilla. Fue un gesto tan rápido que supeque Caleb no lo había visto.—Sí, ahora sí.”
“—Me voy con mi fascinante, reservada e insoportable cáraid.—¿Con… Miz? —preguntó Caleb—. ¿No había otro apodo?Cahal miró a Caleb con hastío.—Cómeme el capullo, líder. —Me parece un nombre un poco curioso —lo ignoró por completo y siguió con sus pullas—. Por cierto, lo que me recuerda, Daanna.—¿Sí, Caleb? —dijo ella dando un sorbo al café.—¿Dónde están «miz» gafas?Daanna escupió el café, y Menw se partió delante de su hermano.Cahal puso los ojos en blanco.—No te lo tomes a mal, brathair —dijo Menw—, pero reconocerás que la chica no ha entrado con tan buen pie como para ganarse el título honorífico a «Miz Zimpatía».Daanna se dobló sobre sí misma ahogándose en sus propias carcajadas.—Está bien, chicos —Caleb levantó una mano y se limpió las lágrimas de la risa—. Vamos a tener un poco… un poco de… —le faltaba el aire—, de «mizericordia».”
“¿Has pensado alguna vez en la muerte?Sí. A veces. ¿Y tú?Sí. A veces. ¿Crees que existe un cielo?Sí. ¿Tú no?No lo sé. Quizá sí. ¿Crees que puedes creer en el cielo si no crees en el infierno?Creo que puedes creer lo que quieras.”
“Nadie me había mirado así jamás, Leo. Así, tan, tan, tan... Sí, tan así. Queria que lo supieras. Por cierto es un cumplido, un pequeño cumplido, amor. ¿Lo has notado?”
“—Cuando dije que no tenía opción excepto ayudarte, lo dije en serio. No había otra opción, porque tú eres la única opción. No confío en nada por el momento. Pero de lo que sí estoy seguro, en lo único en lo que tengo confianza...—se detuvo por una fracción de segundo—... es la manera en que me siento por ti.”
“—Sonreíste. —Sus dedos se arrastraron a lo largo de mi mejilla, luego bajaron a mi garganta. Abotonó mi suéter rápidamente—. No has estado sonriendo mucho. Extraño eso, así que decidí premiarte por hacerlo.—¿Premiarme? —Reí—. Dios, sólo tú pensarías que besar a alguien es un premio.—Sabes que lo es. Mis labios cambian vidas, nena.”