“A mis cuarenta y diez, cuarenta y nueve dicen que aparento.”

“Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa, a cambio de sus besos y su prisa;con ella descubrí que hay amores eternosque duran lo que dura un corto invierno.”

“Yo le quería decir que el azar se parece al deseoque un beso es sólo un asalto y la cama es un ring de boxeo,que las caricias que mojan la piel y la sangre amotinanse marchitan cuando las toca la sucia rutina.”

“Que se muera el olvido,que se escondan las llaves de los juzgados,que se acuerde Cupido de los maridosabandonados.Cuando llegue por fin mi mensajea tus manos, en la gasolineravieja esperaré;y tomaremos juntos al abordajela carreteraque te conté.”

“En la posada del fracaso,donde no hay consuelo ni ascensor,el desamparo y la humedadcomparten colchóny cuando, por la calle,pasa la vida, como un huracán,el hombre del traje grissaca un sucio calendario delbolsillo y grita¿Quién me ha robado el mes de abril?”

“Ahora que no te escribo cuando me voy.Ahora que estoy más vivo de lo que estoy.Ahora que nada es urgente, que todo es presente, que hay pan para hoy.Ahora que no te pido lo que me das.Ahora que no me mido con los demás.Ahora que, todos los cuentos, parecen el cuento de nunca empezar.”

“Repito que… es mentira el cristal con que me miras;es mentira que dude de dudar;es mentira que más de cien mentirasno digan la verdad.”