“No pido perdón,¿para qué? si me va a perdonarporque ya no le importa…”
“¿Para qué intentarlo si ya sabía que fracasaría?”
“Estas cosas si las pensás, no las hacés, y si las hacés, ¿Ya para qué pensás?”
“Para valer la pena, una vida debe ser digna de contarse, me digo cada vez que me va mal, porque ya sé que los destinos torcidos se parecen a la rueda de la fortuna. No importa qué tan arriba o abajo estés, de todos modos vas a dar la vuelta.”
“¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?”
“Cree y será."Dios se manifestará ante ti en la forma que consiga colmar tus ojos de ternura. ¿Qué le importa a Dios a qué recurra su adepto para recordarlo, ya sea a un hombre moribundo en una cruz o a una serpiente? Lo único que importa es que lo ame de todo corazón. Cierto, a un cristiano jamás se le aparecerá en forma de serpiente, pero a ti sí.”