“Escúchame. Soy tímido. No tonto. No puedo mirar a la gente a los ojos. No sé si entiendes lo que se siente. Hay todo un mundo que existe a mi alrededor, lo sé. No es que no quiera mirarte. Es que no quiero que me vean. Tengo miedo de lo que veréis dentro de mi. Me avergüenzo, me da miedo que me mires a los ojos y descubras algo malo, estropeado.”
“No me da miedo el dolor; ya sé lo que es el dolor. Lo que me da miedo es el final de este dulce y breve sueño. Es que he tenido tan pocos sueños, ¿sabes?”
“-Lo siento.Takata me miró a los ojos con el ceño fruncido.-Tú padre siempre me dijo que yo era un cabrón egoísta. Y tenía razón.-Tú das algo-dije suavemente-. Lo que pasa es que lo entregas a los extraños por miedo a que, si se los das a las personas que amas, lo puedan rechazar.”
“Si ojos tienen que no me vean; si manos tienen que no me agarren; no permitas que me sorprendan por la espalda; no permitas que mi muerte sea violenta; no permitas que mi sangre se derrame; Tú que todo lo conoces, sabes de mis pecados, pero también sabes de mi fe, no me desampares, Amén.”
“Lo que sé es que a veces la gente dice y hace lo que cree que los demás quieren que haga.”
“En la agenda escribí que era como estar muerta, pero ¿esto? Esto es peor. Tengo la sensación de morir cada día. Necesito sentir que estoy progresando. No puedo imaginarme continuando así mucho más tiempo. Sé que esta noche me dormiré y mañana me despertaré de nuevo sin saber nada, y pasado mañana, y al otro, todos los días de mi vida. No me lo puedo imaginar. No puedo afrontarlo. Esto no es vida, es solo una existencia, saltar de un momento al siguiente ignorando el pasado y sin planes para el futuro. Lo peor de todo es que ni siquiera sé qué no sé. Puede que haya muchas cosas esperando a hacerme daño. Cosas que ni siquiera soy capaz de imaginar.”