“«Todos mueres» se dijo el demiurgo,« al final todos mueren... Pero qué vidas majestuosas podemos llevar mientras tanto. Qué de maravillas nos da tiempo a contemplar».”
“¿No te importa siquiera a dónde voy? –dijo él. –¿Qué si estoy yendo al Infierno? –Siempre quise ver el Infierno, –dijo Cecily con calma. –¿No lo quiere todo el mundo? –La mayoría de nosotros pasamos el tiempo luchando para mantenernos al margen de él”
“¿Qué será de nosotros cuando muramos?- Le pregunte en cierta ocasión.- Cuando uno se muere se muere, eso es todo - respondió.”
“Pero, ¿por qué esa manía de querer encontrar explicación a todos los actos de la vida?”
“¿Por qué finge todo el mundo que todo lo que no es importante lo es y mucho, y al mismo tiempo todos se afanan terriblemente en fingir que lo realmente importante no lo es en absoluto?”
“Nunca se puede saber de antemano de qué son capaces las personas, hay que esperar, dar tiempo al tiempo, el tiempo es el que manda, el tiempo es quien está jugando al otro lado de la mesa y tiene en su mano todas las cartas de la baraja, a nosotros nos corresponde inventar los encartes con la vida, la nuestra...”