“- ¿Qué, se dio bien la noche? - preguntó la mujer. (...) - Tempranito - volvió a decir la mujer. - ¿Eh? - Y sereno. - Eso es lo que hay. - ¿Cayó algo? - Relente.”
“Las mujeres se presentan francas y risueñas, comprendiendo muy bien que no es preciso ser mojigatas para ser virtuosas”
“Más importante que empezar bien nuestro caminar con Dios es terminar bien la obra.”
“La vanidad es la necedad del egoísmo, y el orgullo, la insolencia de la vanidad.”
“Su piel blanca, que no me digan que el blanco es la falta de color, porque es el color más hermoso y es el color de la pureza, y por supuesto que el blanco no es la falta de color: los profesores de física han descubierto a todo el mundo que en un copo de nieve, alineados en un blanco inmaculado están ocultos sin embargo el violeta de los lirios, o sea la tristeza, la melancolía, pero también está presente el azul que significa la calma de contemplar reflejado en un charco de la calle el cielo que nos espera, porque el azul está al lado del verde que es la límpida esperanza, y después viene el amarillo de las margaritas del campo, que florecen sin que nadie las plante y se presentan sin buscarlas, como buenas noticias cuando menos se las espera, y el color de las naranjas que ya están maduras por el verano se llama muy apropiadamente anaranjado, el azahar dio un fruto que el verano madura a causa del calor, qué goce saber que germinó la semilla, creció la planta que es la adolescencia y se va a entrar en la juventud del fruto que da el goce anaranjado, el fruto jugoso y refrescante de las tardes calurosas. El rojo también está oculto en el blanco, también está en ella, en Carla, que es tan blanca.”
“La locura se determina casi siempre cuando absolutamente se pierde la esperanza. La esperanza es una especie de alimento moral que mantiene al cerebro. Cuando este alimento falta, mueren las funciones regulares, lo mismo que toda la máquina del hombre se descompone y aniquila por el hambre. Figúrese usted que un padre cargado de familia ve a su mujer enferma, a sus hijos llorando de hambre, y en tan extraña situación no encuentra ni trabajo, ni quien le dé ya un peso, pierde absolutamente la esperanza de salir de esa situación. O se vuelve loco o se suicida... y no le dé usted vueltas, don Remigio, los que se suicidan son todos locos, por más muestras que den de estar en su cabal juicio, escribiendo cartas y haciendo disposiciones testamentarias, o almorzándose un buen rosbif y bebiéndose una botella de champaña antes de matarse.”
“Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y neuronas, de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo, y del momento aquél, el único en que se es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano, la suma de lo callado. Una mujer es siempre la historia de muchos hombres. Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior, para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre.Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía.”