“HAMBRE (HUNGER)Anhelo tu boca, tu voz, tu pelo.En silencio y con hambre, rodando por las calles.El pan no me alimenta, me rompe el alba.Tengo hambre por tu sonrisa,Tus manos el color de una cosecha salvaje,Con hambre de las piedras pálidas que son tus uñas,Quiero comer tu piel como una almendra entera.Necesito el rayo de sol que quema de tu hermosa cuerpo,Tu nariz soberana del elegante cara,Quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas,Paseo con hambre, olfateando el crepúsculo,Buscandote, por tu corazón caliente,Como una puma en los páramos de las montañas…********************************I long for your mouth, your voice, your hair.Silent and starving, rolling through the streets.Bread does not nourish me, The dawn breaks me.I have a hunger for your smile.Your hands the color of a savage harvest,I hunger for the pale stones are your nails,I want to eat your skin like a whole almond.I need the sunshine that burns from your beautiful body.Your nose,sovereign on an elegant face,I want to eat the fleeting shade of your lashes,I move on, hungry, sniffing the twilight,Looking for you, for your warm heart,As a cougar in the wilds of the mountains ...”
“Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu peloy por las calles voy sin nutrirme, callado,no me sostiene el pan, el alba me desquicia,busco el sonido líquido de tus pies en el día.Estoy hambriento de tu risa resbalada,de tus manos color de furioso granero,tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,quiero comer tu piel como una intacta almendra.Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,la nariz soberana del arrogante rostro,quiero comer la sombra fugaz de tus pestañasy hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculobuscándote, buscando tu corazón calientecomo un puma en la soledad de Quitratúe”
“Forjado por el día, mi corazón que quemalleva su gran pisada de sol adonde quieres,con un solar impulso, con una luz suprema,cumbre de las mañanas y los atareceres.Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arrojesu avaricioso anhelo de imán y poderío”
“Te quitabas la faja de la cintura, te arrancabas las sandalias, tirabas a un rincón tu amplia falda, de algodón, me parece, y te soltabas el nudo que te retenía el pelo en una cola. Tenías la piel erizada y te reías. Estábamos tan próximos que no podíamos vernos, ambos absortos en este rito urgente, envueltos en el calor y el olor que hacíamos juntos. Me abría paso por tus caminos, mis manos en tu cintura encabritada y las tuyas impacientes. Te deslizabas, me recorrías, me trepabas, me envolvías con tus piernas invencibles, me decías mil veces ven con los labios sobre los míos”
“Para que los pasos no me lloren, para que las palabras no me sangren: canto. Para tu rostro fronterizo del alma que me ha nacido entre las manos: canto. Para decir qe me has crecido clara en los huesos más amargos de la voz: canto. Para que nadie diga: ¡tierra mía!, con toda la decisión de la nostalgia: canto. Por lo que no debe morir, tu pueblo:canto. Me lanzo a caminar sobre mi voz para decirte: tú, interrogación de frutas y mariposas silvestres, no perderás el paso en los andamios de mi grito, porque hay un maya alfarero en tu corazón, que bajo el mar, adentro de la estrella, humeando en las raíces, palpitando mundo, enreda tu nombre en mis palabras. Canto tu nombre, alegre como un violín de surcos, porque viene al encuentro de mi dolor humano. Me busca del abrazo del mar hasta el abrazo del viento para ordenarme que no tolere el crepúsculo en mi boca. Me acompaña emocionado el sacrificio de ser hombre, para que nunca baje al lugar donde nació la traición del vil que ató tu corazón a la tiniebla, ¡negándote!”
“No publiques con facilidad lo que pienses, ni ejecutes cosa no bien premeditada primero. Debe ser afable; pero no vulgar en el trato. Une a tu alma con vínculos de acero aquellos amigos que adoptaste después de examinada su conducta; pero no acaricies con mano pródiga a los que acaban de salir del cascarón y aún están sin plumas. Huye siempre de mezclarte en disputas, pero no una vez metido en ellas, obra de manera que tu contrario huya de ti. Presta el oído a todos, y pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión. Sea tu vestido tan costoso cuanto tus facultades lo permitan, pero no afectado en su hechura; rico, no extravagante: por que el traje dice por lo común quién es el sujeto...”