“¡Ay! tal me ha sucedido siempre en los momentos más dolorosos de mi vida. Mi lengua, asaz habladora, enmudece cuando mi corazón estalla en sentimientos.”
“¡Oh, Luna! Siempre estuviste a mi lado, alumbrándome en los momentos más terribles; desde mi infancia fuiste el misterio que velaste por mi terror, fuiste el consuelo en las noches mas desesperadas, fuiste mi propia madre, bañándome en un calor que ella tal vez nunca supo brindarme; en medio del bosque, en los lugares más tenebrosos, en el mar; allí estabas tu acompañándome; eras mi consuelo, siempre fuiste la que me orientaste en los momentos más difíciles. Mi gran diosa, mi verdadera diosa, que me has protegido de tantas calamidades; hacia ti en medio del mar; hacia ti junto a la costa; hacia ti entre las costas de mi isla desolada. Elevaba la mirada y te miraba; siempre la misma; en tu rostro veía una expresión de dolor, de amargura, de compasión hacia mí; tu hijo. Y ahora, súbitamente, luna, estallas en pedazos delante de mi cama. Ya estoy solo. Es de noche.”
“En la extraña anomalía de mi existencia, los sentimientos en mí nunca venían del corazón, y las pasiones siempre venían de la inteligencia.”
“Pero en los momentos critícos de mi vida siempre he obrado contra mi voluntad obedeciendo á distintos fines y á poderosas dusas.”
“Me has conocido en un momento extraño de mi vida”
“No recuerdo si esto me había ocurrido con anterioridad, pero cuando me enfrenté a las tinieblas de mi corazón, cuando me sentí herida en lo más hondo y me rompí en pedazos, exhausta, de improviso emergió de mi una fuerza inexplicable".”