“Le confesé que tenía notas para una novela que trataba de eso, de un tipo que se moría de pequeño, en el patio del colegio, pero que no decía nada a nadie por discreción, por delicadeza, por no joder, en suma, y fingía que continuaba vivo.”

Juan José Millás

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“Todos vivimos en un infierno, Elena, todos, pero no le pasamos la factura a nadie. ¿Sabes por qué? Porque cada uno de nosotros elige su propio infierno, aquel en el que se encuentra más cómodo. Sé que a veces desprecias mi afición al dinero y que te has desligado por completo de mis negocios, de nuestros negocios, porque también son tuyos. Pues bien, gracias a esos negocios puedo costearme los infiernos que quiero y no ando por ahí contándole a nadie de mis desgracias. Lo que te ocurre a ti es que todavía ignoras en qué infierno quieres vivir. Averígualo, date el tiempo que necesites y cuando lo sepas dímelo. Creo que podré pagártelo por caro que resulte. Entretanto, procuremos tener un poco de calma, por favor.”


“De entre todas las frutas amargas de la vida, la muerte no es, ni con mucho, la peor. Lo malo es vivir lejos de una misma, que es como vivo yo desde hace años, desde que me trasladé a esta ciudad que no existe y que, sin embargo, se llama Madrid. Madrid no existe, pues; es un sueño provocado por una enfermedad, por unas medicinas que tomamos para combatir alguna enfermedad. Todos los que estamos en Madrid no existimos.”


“Años más tarde observé con sorpresa que ese modo que tenía mi hermano de enfrentarse a la realidad aparecía en los libros de texto con el nombre de ascetismo. El asceta busca el bien a través del mal. O se mortifica para alcanzar el bienestar, como ustedes prefieran. Mi hermano era asceta sin haber llegado a oír jamás tan curiosa palabra. Algunos días se ensuciaba la lengua voluntariamente con un poco de tinta para que le administraran una ración doble de la pócima. Aseguraba que se quedaba más tranquilo si comenzaba la jornada con un castigo merecido. Presagiaba que el futuro estaría lleno de cosas inmerecidas que de todos modos nos tendríamos que tragar, en lo que no estaba equivocado.”


“El problema era que no nos colocábamos en el lugar adecuado para observar la realidad. Por eso veíamos muertes donde sólo había desplazamientos de vida.”


“El náufrago que logra subir unos segundos a la superficie y tomar aire antes de hundirse nuevamente no es más feliz en el momento de tomar el aire que en el de consumirlo.”


“Las tardes muertas, con la perspectiva que da el tiempo, resultaron ser las más vivas de mi existencia. Ellas, para bien o para mal, me hicieron; de aquellas tardes por las que deambulé ocioso, como un fantasma, nací.”