“―¡Idiota!‖ Quería golpearlo y abrazarlo al mismo tiempo. ―¿Qué pasó? Pensamos que estabas muriendo.―¿Yo? Nah. (...)Fue un golpe feo en el cráneo que me dejó fuera por unos minutos, eso es todo. Hubiera dicho algo antes, pero estaban en un rollo y no quería interrumpir.”
“Jesús, alguna vez quise decir las palabras, pero apenas podía admitirlo ante mí mismo, y mucho menos a ella. En el fondo yo sabía que era un pedazo de mierda, y ella se merecía algo mejor. Una parte de mí quería que la llevara a la habitación y mostrarle por qué ella era diferente, pero también fue lo único que me detuvo. Ella era mi opuesto: Inocente en la superficie, y dañada profundamente en su interior. Había algo en ella que necesitaba en mi vida, y aunque no estaba seguro de lo que era, no podía dar a mis malos hábitos y joderla. Ella era el tipo de las que perdona, yo podía ver, pero tenía líneas dibujadas que yo sabía que no debía cruzarlas.”
“Había un tiempo en el que yo solía creer que estás viviendo o muriendo. Vivir era hacer todo lo que querías. Morir era todo lo demás”
“¿Por qué finge todo el mundo que todo lo que no es importante lo es y mucho, y al mismo tiempo todos se afanan terriblemente en fingir que lo realmente importante no lo es en absoluto?”
“NOVIA. ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera,y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aun que hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.”
“Aplazar las cosas está en el número tres de mi Lista de Estupideces. Sigues terminando exactamente donde no querías estar, haciendo exactamente lo que no querías hacer, con la única diferencia de que perdiste todo el tiempo en el medio, durante el cual podrías haber estado haciendo algo divertido. Incluso peor, probablemente estuviste de un humor estresado y desagradable todo el tiempo que estuviste evitándolo. Si sabes que algo es inevitable, hazlo y termina con ello. Avanza. La vida es corta.”