“¿Por qué estás aquí, Grim?" "¿No es obvio?" Bostezó Grimalkin y miró a cada uno de nosotros a su vez. "Por la misma razón por la que siempre estoy aquí, humana. Para evitar que caigas en un agujero oscuro o vagues en un nido de arañas gigantes.”
“―No entiendo por qué hay expertos en esvis que se alistan como voluntarios para una Colonia Abierta. Tú no ignoras que la gente que estás estudiando va a ser explotada, y probablemente exterminada. Es algo que está en la naturaleza humana, y sabes que eso no puedes cambiarlo. ¿Por qué entonces vienes a observar qué pasa? ¿Masoquismo?―No sé qué es la "naturaleza humana". Quizá sea parte de esa naturaleza humana dejar descripciones de aquello que exterminamos. ¿Es tanto más agradable para un ecólogo, realmente?”
“Los días lluviosos son el recuerdo de un castigo mayor para la ciudad. Un poco de lluvia siempre se convierte en una caótica inundación. Las calles regresan entonces a su origen: se hacen lagunas, canales, ríos pestilentes. En ellos aparece el reflejo de los edificios, de la gente, sus dobles sepultados. La pregunta que se hacen los capitalinos tarde o temprano en medio de un chubasco es la misma que obsesionaba a los europeos que deambulaban por la destruída ciudad de México: ¿qué había antes aquí? A lo largo de los siglos, la respuesta es siempre la misma: lo que quedó de una catastrofe.”
“No estoy segura de que te des cuenta cuán ridículo suenas. Pero por fortuna para ti, Annabelle Miller está aquí y en el caso, y no va a dejar que pases ni un minuto más sin conocer la perfección que es el éxtasis de chocolate.”
“Comencemos por rechazar la errada suposición de que el liberalismo es una ideología. Una ideología es siempre una concepción del acontecer humano (...) que parte del rígido criterio de que el idéologo conoce de dónde viene la humanidad, por qué se desplaza en esa dirección y hacia dónde debe ir. De ahí que toda ideología, por definición, sea un tratado de 'ingeniería social', y cada ideólogo sea, a su vez, un 'ingeniero social'. Alguien dedicado a la siempre peligrosa tarea de crear 'hombres nuevos', no contaminados por las huellas del antiguo régimen. Sólo que esa actitud, lamentablemente, suele dar lugar a grandes catástrofes, y en ella está, como señaló Popper, el origen del totalitarismo.”
“Las más bellas morales humanas están todas fundadas sobre la idea de que es preciso luchar y sufrir para purificarse, elevarse y perfeccionarse; pero ninguna trata de explicar por qué es necesario empezar de nuevo sin cesar. ¿Dónde va, pues, en qué abismos infinitos se pierde, desde eternidades sin límites, lo que se ha elevado en nosotros y no ha dejado vestigios? ¿Por qué si el Anima Mundi es soberanamente sabia ha querido estas luchas y estos sufrimientos que jamás han llegado y que, por consecuencia, jamás llegarán al fin? ¿Por qué no haber puesto, al primer esfuerzo, todas las cosas al punto de perfección a que nosotros creemos que tienden? ¿Por qué es preciso merecer su dicha? Pero ¿qué méritos pueden tener los que luchan o sufren mejor que sus hermanos, puesto que la fuerza o la virtud que les anima no la tienen más que porque un poder exterior la ha puesto en ellos más propiciamente que en otros?”