“—¿Qué esperabas, Goodfellow? —Grimalkin pasó con la cola en alto y no nos miro—. Soy un gato.”
“Anhelar el amor la hacía sentir como un gato que siempre se enrosca en los tobillos maullando acaríciame, acaríciame, mírame,quiéreme.Preferiría ser el gato que observa todo con descaro desde lo alto de una pared, con expresión inescrutable. El gato que evita las caricias, que no las necesita. ¿Por qué no ser ese gato?”
“¿Qué nos pasó? Tal vez estamos en el mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo, una y otra vez. Con cada amor volvemos a nacer, y con cada amor que termina se nos abre una herida... Estoy llena de cicatrices.”
“Soy un gato, un ser extremadamente sensible a los más sutiles cambios en la mente o el alma del mundo. Y, naturalmente, necesito dormir más que el resto.”
“Las otras dríadas se fueron, dejándome sola con un gato, un príncipe, y un palo. Suspiré y miré hacia abajo a la madera en mis manos. ―Sin presión ni nada, -murmuré.”
“¿Qué decir de la gratitud que América Latina debe a la Coca-Cola, que cobra carísimas licencias industriales para proporcionarles una pasta que se disuelve en agua y se mezcla con azúcar y gas?”