“Si van a hacer eso ¿les importaría no empujar la cama demasiado —dijo una voz sarcástica cerca de la cabecera—. Tal vez ustedes podrían rodar por el suelo. -Grim”
“Debido a todo el daño, todo el dolor y la soledad y ver que todo el mundo me dejaba atrás me cegué ante la alegría y el orgullo que sentía por Kierran, la profunda satisfacción en los brazos de Meghan, y el amor ciego y creciente que tenía por mi familia. Y tal vez, eso era lo que significaba ser humano.”
“—¿De dónde vienes, viajero?—Vengo desde el Fin del Mundo —dijo una voz tranquila que hizo que mi corazón deje de latir—. Desde el Río de los Sueños, a través del Pozo, las Zarzas y el Wyld profundo, con el fin de estar aquí. Sólo tengo una petición, retomar mi lugar a tu lado. Para continuar con mi deber como Caballero, y para protegerte a ti y a tu Reino mientras siga respirando. —Alzó la cabeza y empujó hacia atrás la capucha, y un grito de asombro recorrió la sala del trono—. Sigo siendo tuyo, mi Reina —dijo Ash, mirándome fijamente a los ojos—. Si tú me quieres.”
“No dirías eso si hubieras visto algún pez del Wyld profundo, Goodfellow. Pero más importante, ¿verás alguna vez el Fin del Mundo si te arranco la cabeza?-El Lobo”
“¿Por qué estás aquí, Grim?" "¿No es obvio?" Bostezó Grimalkin y miró a cada uno de nosotros a su vez. "Por la misma razón por la que siempre estoy aquí, humana. Para evitar que caigas en un agujero oscuro o vagues en un nido de arañas gigantes.”
“El futuro está en constante cambio y nadie puede predecir lo que sucederá después. Nosotros tenemos el poder de cambiar nuestro destino, porque el destino no está tallado en piedra y siempre tenemos la libertad de hacer una elección.”
“Mi caída empezó, como muchas historias lo hacen, con una chica. Una chica llamada Meghan Chase, la hija medio humana de nuestro antiguo rival, el Rey de Verano. El destino nos unió, y a pesar de todo lo que hice para ocultar mis emociones, a pesar de las leyes de nuestra gente y de la guerra con los feys de Hierro y de la amenaza de eterno destierro de mi hogar, aun así me enamoré de ella. Nuestros caminos estaban entretejidos, nuestros destinos entrelazados, y antes de la última batalla juré que la seguiría al fin del mundo, para protegerla de cualquier amenaza, incluyendo a mi propia familia, y para morir por ella si era llamado a hacerlo. Me convertí en su caballero, y habría servido con alegría a esta chica, la mortal que había capturado mi corazón, hasta que el último aliento abandonara mi cuerpo.Pero el destino es un amante cruel, y al final, nuestros caminos fueron forzados a separarse, como había temido que lo fueran”