“La miré a los ojos y en ese momento supe que iba a besarla y también supe que no había nada de qué preocuparse mientras estuviéramos juntos. Y creí durante un instante que siempre lo estaríamos”
“La miré y la miré, y supe con tanta certeza como que me he de morir, que la quería más que a nada imaginado o visto en la tierra, más que a nada anhelado en este mundo.”
“La vi caer y en ese momento supe que estaba enamorado de ella.”
“Sentí que el calor iba subiéndome por el cuello y que me ruborizaba. Clavé la vista en mis zapatos. Sabía que Adam me estaba mirando, y también que si alzaba los ojos me besaría. Y me sorprendió lo mucho que deseaba ese beso, darme cuenta de que lo había pensado tan a menudo que incluso había memorizado la forma exacta de sus labios, e imaginado que le acariciaba el hoyuelo de la mejilla con el dedo.Levanté los ojos, parpadeando. Adam estaba esperando. Así fue como todo empezó.”
“Nunca me había dado cuenta de lo importante que era en mi vida hasta que se fue. En ese preciso instante supe con certeza que le quería. Que siempre le había querido.”
“Es probable que mi pesadilla no hubiera asustado a nadie más. No había nada que saltara y gritase «¡buuu!». No había zombis ni fantasmas ni psicópatas. En realidad, no había nada, sólo un vacío, un interminable laberinto de árboles cubiertos de musgo, tan calmo, que el silencio se convertía en una presión incómoda sobre mis oídos. Estaba oscuro, como en el crepúsculo de un día nublado, con la luz justa para distinguir que no había nada a la vista. Siempre estoy corriendo a través de la penumbra sin una dirección definida, busca que te busca. Me pongo más y más frenética a medida que pasa el tiempo e intento moverme más deprisa. Parezco torpe a pesar de la velocidad. .. Entonces, llegaba a aquel punto de mi sueño. Sabía con antelación que iba a llegar a él, pero, a pesar de ello, no era capaz de despertarme antes. Era ese momento en el que me daba cuenta de que no había nada que buscar, nada que encontrar, que nunca había habido otra cosa que no fuera ese bosque vacío y lóbrego y que nunca habría ninguna otra cosa para mí... nada de nada.Por lo general, empezaba a gritar en ese momento.”