“Hay quien dice que la ralentización nos afectó de mil maneras imperceptibles, desde la esperanza de vida de las bombillas hasta el tiempo que tardaba en fundirse el hielo y en hervir el agua o la tasa en que se multiplican y mueren las células humanas. Unos afirman que nuestro cuerpo envejecía más despacio en los días inmediatamente posteriores al inicio de la ralentización, que los muertos morían de muerte más lenta y que los bebés tardaban más en nacer. Hay algunas pruebas de que los ciclos menstruales se alargaron levemente en esas primeras dos semanas.”
“Quería salvarme de la droga que contamina el cuerpo y las venas y no de la otra, la que entra por debajo y por los ojos, la que se enquista en el corazón y lo corroe, la maldita droga que los más ingenuos llaman amor, pero que es tan nociva y mortal como la que se consigue en las calles envuelta en paqueticos.”
“Pero entre los artefactos que probablemente no descubran nunca —entre los objetos que probablemente se desintegren mucho antes de que llegue nadie de ninguna parte— hay cierto fragmento de acera en una calle de California, donde una vez, en una tarde oscura de verano, casi un año después de iniciarse la ralentización, dos niños se arrodillaron sobre el suelo frío. Metimos los dedos en el cemento húmedo y escribimos la más sincera y sencilla de las verdades que conocíamos: nuestros nombres, la fecha y estas palabras: «Estuvimos aquí».”
“Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.”
“Linda Williams dice algo muy interesante en su libro Hard Core. Afirma que una de las fantasías más tradicionales de la pornografía masculina es la violación que se convierte en éxtasis, y en que la mujer acaba disfrutando. Los hombres siempre fantasean sobre la débil frontera entre el 'no' y el 'sí' de una mujer. Este es el clásico dilema de la violación en nuestra sociedad sexista: la sospecha de que la víctima quiere ser victimizada. Esta es la razón por la que la violación en los juzgados siempre es un tema difícil, y sigue siendo uno de los crímenes donde más se desconfía de la veracidad de las víctimas.”
“Que la vida es inmortal mientras se vive, mientras se está con vida. Que la inmortalidad no es una cuestión de más o menos tiempo, que no es una cuestión de inmortalidad, que es una cuestión de otra cosa que permanece ignorada. Que es tan falso decir que carece de principio y de fin como decir que empieza y termina en la vida del alma desde el momento en que participa del alma y de la prosecución del viento. Mirad las arenas muertas del desierto, el cuerpo muerto de los niños: la inmortalidad no pasa por ahí, se detiene y los esquiva.”