“La muerte es mi mundo. Todo lo demás, la escuela y los amigos, son solo cosas en el camino hacia mi próximo fantasma.”
“Había una cosa que sabia a ciencia cierta, lo sabia en el fondo del estomago y en el tuétano de los huesos, lo sabia de la cabeza a los pies, lo sabia en la hondura de mi pecho vació...El amor le concede a los demás el poder para destruirte. A mi me habían roto más allá de toda esperanza.”
“Somos como un edificio y el hombre dedica al amor una habitación, lo demás es para el bricolaje, para los niños, para los amigos, para el trabajo...la mujer tumba todos los muros y deja que el amor lo inunde todo.”
“–Patria... creo que esa palabra no existe no mi diccionario.–De veras, no. Para usted, son tuyas las tierras de la hacienda. Nada más. No consigues mirar los montes, las playas, el cielo y el mar de las Islas como tuyos. Así es la Patria: todo que hay en ella es nuestro. Y es amado y defendido como lo haces con tu hacienda: hasta la muerte.”
“Da lo mismo la lengua que hables o la ropa que lleves. Hay cosas que no cambian. Las familias. Los amigos. Los enamorados. Son iguales en todas las ciudades de todos los países de todos los continentes del mundo.”
“El mundo que tenemos que buscar es un mundo en el cual el espíritu creador esté vivo, en el cual la vida sea una aventura llena de alegría y de esperanza, basada más en el impulso de construir que en el deseo de guardar lo que poseemos y de apoderarnos de lo que poseen los demás. Tiene que ser un mundo en el cual el cariño pueda obrar literalmente, el amor esté purgado del instinto de la dominación, la crueldad y la envidia hayan sido disipadas por la alegría y el desarrollo ilimitado de todos los instintos constructivos de la vida y la llenen de delicias espirituales. Un mundo así es posible; espera solamente a que los hombres quieran crearlo.”