“Mi corazón se desbocó y luego dejó de palpitar un instante. ¡Fantástico! Mi corazón podía aguantar tranquilamente una estocada, pero Gideon era demasiado para él .Gwen”
“-A veces eres realmente... -Gideon sacudió la cabeza, y luego inspiró hondo y dijo muy serio-: Cuando me besas, Gwendolyn Sheperd, es como si perdiera el contacto con el suelo. No tengo ni idea de cómo lo haces ni de dónde lo has aprendido. En todo caso, si ha sido en una película, tenemos que verla juntos. -Se detuvo un momento-. Lo que quiero decir es que cuando me besas, ya no quiero hacer nada más que sentirte y tenerte entre mis brazos. ¡Mierda, estoy tan terriblemente enamorado de ti que es como si hubieran volcado una lata de gasolina en mi interior y le hubieran prendido fuego! Pero en este momento no podemos... al menos uno de nosotros debe mantener la cabeza fría. -La mirada que me lanzó disipó mis dudas-. Gwenny, todo esto me da un miedo horrible. Sin ti mi vida ya no tendría ningún sentido, sin ti... querría morirme si a ti te pasara algo.”
“Cruza las fronteras del tiempo y encuentra el verdadero amor""Me llamo Gwen y soy la última viajera en el tiempo. Así empieza la aventura de mi vida”
“Que extraño que un corazón roto pudiera latir aún”
“—Yo también preferiría besarte todo el tiempo en lugar de despreciarte —dijo al cabo de un momento—. Pero de algún modo tú tampoco lo pones fácil. -Gideon”
“Sin hacerle caso, acaricié cariñosamente el cabello de su yo inconsciente. —¡Te has dejado K.O. A ti mismo! ¿Aún recuerdas lo cruel que fuiste conmigo por eso? Gideon sonrió débilmente. —Sí, lo recuerdo —dijo—. Y lo siento de verdad. Pero ¿quién puede contar con que pase algo así? ¡Ahora ven de una vez! Antes de que ese tonto se despierte. Hace rato que ha entregado la carta. —Y, a continuación, soltó unas cuantas palabras francesas tras las que supuse que se ocultaban otras tantas maldiciones jugosas, porque recurrió varias veces, igual que su hermano antes, a la palabra merde.”
“—Deberíamos recoger nuestras cosas —dijo Gideon finalmente—. Y deberías hacer algo urgente con tus cabellos; parece como si algún idiota se hubiera puesto a revolver en ellos con las dos manos y luego te hubiera tirado sobre un sofá… Sea quien sea el que nos espere sabrá que dos y dos son cuatro… Oh, por Dios, no me mires así.—¿Cómo?—Como si ya no pudieras moverte.—Es que no puedo —dije en serio—. Soy un pudin. Me has transformado en un pudin.”