“¿No tendrás un cepillo para el pelo? Es que canto mejor cuando tengo uno en la mano.Gideon parecía un poco desesperado.”
“-A veces eres realmente... -Gideon sacudió la cabeza, y luego inspiró hondo y dijo muy serio-: Cuando me besas, Gwendolyn Sheperd, es como si perdiera el contacto con el suelo. No tengo ni idea de cómo lo haces ni de dónde lo has aprendido. En todo caso, si ha sido en una película, tenemos que verla juntos. -Se detuvo un momento-. Lo que quiero decir es que cuando me besas, ya no quiero hacer nada más que sentirte y tenerte entre mis brazos. ¡Mierda, estoy tan terriblemente enamorado de ti que es como si hubieran volcado una lata de gasolina en mi interior y le hubieran prendido fuego! Pero en este momento no podemos... al menos uno de nosotros debe mantener la cabeza fría. -La mirada que me lanzó disipó mis dudas-. Gwenny, todo esto me da un miedo horrible. Sin ti mi vida ya no tendría ningún sentido, sin ti... querría morirme si a ti te pasara algo.”
“Cuando me besas, Gwendolyn Shepherd, es como si perdiera el contacto con el suelo. No tengo ni idea de cómo lo haces ni de dónde lo has aprendido. En todo caso, si ha sido en una película, tenemos que verla juntos. Lo que quiero decir es que cuando me besas, ya no quiero hacer nada más que sentirte y tenerte entre mis brazos. ¡Mierda, estoy tan terriblemente enamorado de ti que es como si hubieran volcado una lata de gasolina en mi interior y le hubieran prendido fuego!”
“Pero por amor se hacen las cosas que de otro modo nunca se harían.(...)Cuando se quiere a alguien, de repente el otro es más importante que uno mismo.”
“‹‹Si bien en el presente el pasado ya ha sucedido, es preciso extremar la prudencia para no poner en peligro lo presente a través de lo pasado al hacerlo presente>>”
“—Deberíamos recoger nuestras cosas —dijo Gideon finalmente—. Y deberías hacer algo urgente con tus cabellos; parece como si algún idiota se hubiera puesto a revolver en ellos con las dos manos y luego te hubiera tirado sobre un sofá… Sea quien sea el que nos espere sabrá que dos y dos son cuatro… Oh, por Dios, no me mires así.—¿Cómo?—Como si ya no pudieras moverte.—Es que no puedo —dije en serio—. Soy un pudin. Me has transformado en un pudin.”
“—En el comedor se hizo un silencio sepulcral—susurró Xemerius desde la araña—. Todas las miradas apuntaban a la muchacha de la blusa amarillo pipí...”