“Como no te has dado cuenta de que tus ojos me atrapan igual que te ocurre a ti con los míos”
“—¿No te das cuenta, Chia? Ahora sí puedo admitir que te extraño. Cambia todo. ¿Me extrañas?No.—No lo sé.Cerró los ojos, como dándose cuenta de que había llegado muy tarde.”
“Sus ojos brillaron antes de cerrarlos y bajó la cabeza. —No. No te merezco tampoco. Necesitas a alguien que te aprecie, te proteja y te cuide. Una persona que se dé cuenta de que nunca sería capaz de encontrar a otra como tú en el mundo, no importa lo mucho que busque. —Me miró de nuevo a los ojos y nos miramos el uno al otro.”
“Aprendí que Tarbean es enorme. Si no lo has visto con tus propios ojos, no puedes imaginarlo. Es como el océano. Por mucho que te hayan hablado del agua y de las olas, no te haces una idea de su tamaño hasta que te plantas en la orilla. No comprendes realmente el océano hasta que te hallas en medio de él, rodeado de agua por todos los lados extendiéndose hasta el infinito. Solo entonces comprendes lo pequeño e impotente que eres.”
“Lo que quiero decir es que, cuando llega, llega por sorpresa. No te levantas con una sensación extraña en el cuerpo. No ves sombras donde no deberías haberlas. no se te ocurre decir a tus padres que les quieres, e incluso puede que salgas sin despedirte de ellos, como hice yo.”
“Te quitabas la faja de la cintura, te arrancabas las sandalias, tirabas a un rincón tu amplia falda, de algodón, me parece, y te soltabas el nudo que te retenía el pelo en una cola. Tenías la piel erizada y te reías. Estábamos tan próximos que no podíamos vernos, ambos absortos en este rito urgente, envueltos en el calor y el olor que hacíamos juntos. Me abría paso por tus caminos, mis manos en tu cintura encabritada y las tuyas impacientes. Te deslizabas, me recorrías, me trepabas, me envolvías con tus piernas invencibles, me decías mil veces ven con los labios sobre los míos”