“—¡Oye! Puede que mi cuerpo sea pequeño, pero mi espíritu es grande. Por eso llevo zapatos con plataforma. Para estar a la altura de mi alma.”
“—Quiero que sepas… —Akiva tragó saliva—. Necesito que sepas que me sentí atraído por ti (por ti, Karou) antes de descubrir el hueso. Antes de darme cuenta, y creo… creo que siempre te encontraría, sin importar lo escondida que estuvieras —la miró con extraordinaria intensidad—. Tu alma y la mía cantan la misma canción. Mi alma es tuya, y siempre lo será, en cualquier mundo. No importa lo que suceda… —su voz se quebró y tuvo que respirar hondo—. Necesito que recuerdes que te quiero.”
“—Las almas muertas solo sueñan con la muerte —dijo el resucitador al emperador—. Los sueños insignificantes son para los hombres insginificantes. La vida es la que se expande para llenar los mundos.”
“—No eres mi tipo.—Bueno, tú no eres el tipo de nadie —respondió Hazael—. No, espera. Loretiro. Mi espada dice que le gustaría conocerte mejor.”
“—Eso no es paz. La paz es más que ausencia de guerra. La paz es concordia. Armonía.”
“¡Míralo! Me temo que vas a echar a arder como siga mirándote de ese modo con esos ojazos naranjas.”
“Anhelar el amor la hacía sentir como un gato que siempre se enrosca en los tobillos maullando acaríciame, acaríciame, mírame,quiéreme.Preferiría ser el gato que observa todo con descaro desde lo alto de una pared, con expresión inescrutable. El gato que evita las caricias, que no las necesita. ¿Por qué no ser ese gato?”