“Claro que lo sabía. Y claro que lo iba a considerar cuando tomara su decisión, la definitiva, la que determinaría todo su futuro”
“Entendía lo que Eduardo estaba diciéndole, claro que lo entendía, pero cómo sobrevivir a los días claros. Porque había días claros. Había mañanas completamente azules en las que todo parecía destellar, en las que todo estaba a la vista y no había forma de esconderlo.”
“Pido lo imposible, lo más inmerecido, lo que me atreví a hacer una vez cuando él vivía: pido que sea su voz la que asome aquí, que sea su mano la que escriba estas líneas. Sé que es absurdo y es imposible, y por eso mismo creo que él escribe esto conmigo, porque nadie supo mejor hasta qué punto lo absurdo y lo imposible serán un día la realidad de los hombres, el futuro por cuya conquista dio su joven, su maravillosa vida.”
“Me acosté en su vieja cama, y miré por la ventana este árbol que probablemente era mucho más pequeño cuando mi padre lo miraba. Y pude sentir lo que sentía en la noche cuando se dio cuenta de que si no se iba, nunca sería su vida. Sería de ellos.”
“Ahora me gusta, me gusta tanto, ahora soy yo, reincidentemente yo, el idiota perfecto en su idiotez que no sabe que es idiota y goza perdido en su goce, hasta que la primera frase inteligente lo devuelva a la conciencia de su idiotez y lo haga buscar presuroso un cigarrillo con manos torpes, mirando al suelo, comprendiendo y a veces aceptando porque también un idiota tiene que vivir, claro que hasta otro pato u otro cartel, y así siempre.”
“Gabriel sabía que había hecho lo mismo con Julianne. La había adorado, convencido de que era la luz que mantendría la oscuridad alejada de su vida.La había amado tanto que había accedido a separarse de ella para proteger su futuro. Pero, al dejarla, corría el riesgo de no volver a tener su amor nunca más”