“¡Maldita decencia! ¡Maldito manual de Carreño! Por su culpa su cuerpo quedaba destinado a marchitarse poco a poco, sin remedio alguno. ¡Y maldito Pedro tan decente, tan correcto, tan varonil, tan... tan amado! -Tita”
“la culpa era de su ceguera de progenitor, la misma, (...) que nos impide ver que nuestros hijos, al fin y al cabo, son tan buenos o tan malos como los demás”
“El cielo está tan alto, y mis ojos tan sin mirada, que vivía contenta con saber dónde quedaba la tierra.”
“¡Ah, y sin embargo te maté! Y he sido yo quien te ha matado, yo, que veía como a través de un muro de vidrio, sin poder tocarlo, tu rostro mudo y ansioso. ¡Yo, tan estúpido, tan ciego, tan egoísta, tan cruel!”
“Compró suntuosos trajes, que suscitarán la risa de las próximas generaciones, y que, por el momento, difundían su superioridad sobre el vulgo que no dispone de medios para exhibir tan pésimo gusto con tan natural ostentación.”
“¿A vosotros no os inquietan los vegetales? Siempre tan silenciosos, tan dóciles y sin embargo tan nutritivos, como si tramaran algo”