“¿Por qué? ¿Acaso crees que los demonios no podemos sentir afecto? Somos seres racionales y experimentamos emociones complejas. Si los ángeles pueden matar, ¿por qué nosotrso no podemos amar?”
“Si los ángeles pueden matar, ¿por qué nosotros no podemos amar?”
“Tú me estás enseñando a amar y supongo que yo también te estoy enseñando a hacerlo, a mi manera —dijo y se apartó un poco para mirarla a los ojos—. No somos perfectos, pero eso no tiene por qué impedirnos ser felices, ¿no crees?”
“¿Qué utilidad tiene la fórmula cuadráticaen la vida cotidiana?¿Podemos utilizarla acaso para desvelar los secretosocultos en los corazones de la personas que queremos?”
“¿Por qué será tan difícil la vida? ¿Porqué no podemos ser como somos y que nos acepten como tales? ¿Por qué no puedo ser yo, sencillamente, tal como soy ahora, sin necesidad de concentrarme, de mortificarme sobre mi pasado y sobre mi futuro?”
“¿Todo esto es tuyo, abuelo?- Todo, desde la carretera panamericana hasta la punta de esos cerros. ¿Los ves?- ¿Por qué, abuelo?- ¡Cómo que por qué! ¡Porque soy el dueño, claro!- Sí, ¿pero por qué eres el dueño?- Porque era de mi familia. - ¿Por qué?- Porque se la compararon a los indios.- Y los inquilinos, los que también han vivido aquí siempre, ¿por qué no son ellos los dueños?”