“Me propuse una ambiciosa novela que divagaría largamente sobre otro libro, aún inexistente, pero tan puro, tan bello y tan verdadero que, cuando algún escritor finalmente lo escribiera, cuando alguien lograra poner sobre el papel la combinación de letras que lo conformaban o que podían conformarlo (y a lo largo de la historia algunos hombres -Homero, Dante, Rimbaud, Proust, Borges- se habían acercado mucho), en el momento en que eso ocurriera, el universo se disolvería, porque, como dijo Mallarmé, el universo existe para llegar a un libro, el universo habría existido para llegar a ese libro, y su existencia no tendría sentido cuando aquel libro prodigioso y heroico ya hubiera sido escrito.”