“Cahal sintió una oleada de orgullo hacia ella. Tan metódica. Tan práctica. Y le ponía todo burro con esa actitud de sabelotodo impertinente.”
“Te voy a llamar Huesitos a partir de ahora. Huesos ya está agenciado por la doctora Brennan y ella me pone como un toro, así que sería injusto ponerte el mismo apodo. Huesitos es una buena versión. Ni tan guapa, ni tan inteligente como ella, ¿no crees? Una versión minimizada-Cahal a Mizar”
“La astrofísica le había prohibido los besos, pero no se los había negado aLaila. Estaba tan celoso que le dolía el pecho. ¡Celoso de una lesbiana!-Cahal”
“sintió algo esponjoso sobre sus labios. Algo cálido que la llenaba de muerte yde vida, de dolor y de pasión, de miedo y de valentía, de vulnerabilidad y de seguridad. Todo lo bueno y lo malo a la vez. Nunca había sentido nada con los besos que le habían dado. Nunca. Y ahora, el guerrero la estaba besando, y ella tenía ganas de llorar y de que la abrazara-Mizar”
“Nunca había negociado nada con una mujer. Él mandaba, pedía y exigía, y todo le salía a pedir de boca. Todas querían lo que él tenía para dar, aunque él nunca había disfrutado de ello. Nunca había recibido nada que le hiciera sentir bien. Pero con Miz… Con ella no. Ella le había enseñado lo que era el dolor y la amargura.”
“—Bien. Ha sido una clase muy productiva, profesora —Cahal hizo una reverencia.—¿Seguro? ¿Has entendido algo de lo que te he dicho o te has quedado encallado en el momento de «Buenos días, la clase de hoy va de portales»? —preguntó provocándolo.—¿De verdad ha habido clase? Pero si eres rubia… No has salido más allá del portal de tu casa —replicó con malicia y cara de asombro—. Además, te estaba mirando el culo todo el rato —contestó Cahal con una sonrisa fría.”
“—Me voy con mi fascinante, reservada e insoportable cáraid.—¿Con… Miz? —preguntó Caleb—. ¿No había otro apodo?Cahal miró a Caleb con hastío.—Cómeme el capullo, líder. —Me parece un nombre un poco curioso —lo ignoró por completo y siguió con sus pullas—. Por cierto, lo que me recuerda, Daanna.—¿Sí, Caleb? —dijo ella dando un sorbo al café.—¿Dónde están «miz» gafas?Daanna escupió el café, y Menw se partió delante de su hermano.Cahal puso los ojos en blanco.—No te lo tomes a mal, brathair —dijo Menw—, pero reconocerás que la chica no ha entrado con tan buen pie como para ganarse el título honorífico a «Miz Zimpatía».Daanna se dobló sobre sí misma ahogándose en sus propias carcajadas.—Está bien, chicos —Caleb levantó una mano y se limpió las lágrimas de la risa—. Vamos a tener un poco… un poco de… —le faltaba el aire—, de «mizericordia».”