“—Entonces... ¿Habéis dormido bien? ¿No te duele nada, Caleb? —preguntó Cahal cruzándose de brazos y sonriéndoles. —Ayer estabas bastante indispuesto.Aileen lo miró echando fuego por los ojos.—Muy bien, Cahal —contestó Caleb. —Ya no me duele nada.—¿Qué le dolía, señor? —preguntó María untando los gofres de chocolate.Aquella conversación se estaba saliendo del tiesto.—Los huevos —comentó Menw haciendo que todos se partieran de la risa. -¿Perdón? —dijo María agrandando los ojos de una manera no demasiado inocente.—Huevos —corrigió él. —¿Podría hacerme unos huevos fritos, también?—Claro —contestó María achicando los ojos. —Señorita Daanna, ¿me acercas los huevos de Menw?Aquel comentario tomó a todos desprevenidos y de repente estallaron a carcajadas. No se podían aguantar.María, Mewn, Cahal, Danna, Caleb & AileenSerie Vanir -Libro de Jade”
“—Me voy con mi fascinante, reservada e insoportable cáraid.—¿Con… Miz? —preguntó Caleb—. ¿No había otro apodo?Cahal miró a Caleb con hastío.—Cómeme el capullo, líder. —Me parece un nombre un poco curioso —lo ignoró por completo y siguió con sus pullas—. Por cierto, lo que me recuerda, Daanna.—¿Sí, Caleb? —dijo ella dando un sorbo al café.—¿Dónde están «miz» gafas?Daanna escupió el café, y Menw se partió delante de su hermano.Cahal puso los ojos en blanco.—No te lo tomes a mal, brathair —dijo Menw—, pero reconocerás que la chica no ha entrado con tan buen pie como para ganarse el título honorífico a «Miz Zimpatía».Daanna se dobló sobre sí misma ahogándose en sus propias carcajadas.—Está bien, chicos —Caleb levantó una mano y se limpió las lágrimas de la risa—. Vamos a tener un poco… un poco de… —le faltaba el aire—, de «mizericordia».”
“Clary aspiró profundamente y alzó los ojos hacia él, ojos que estaban llenos de incertidumbre. Un impulso desconocido se alzó dentro de él: el impulso de rodearla con los brazos y decirle que todo iba a estar bien. No lo hizo. Por lo que él sabía, las cosas raras veces iban bien. [pp. 343]”
“La astrofísica le había prohibido los besos, pero no se los había negado aLaila. Estaba tan celoso que le dolía el pecho. ¡Celoso de una lesbiana!-Cahal”
“-—No puedo... -susurró.Y miró a Christian, y vio que él seguía observándola, y por primera vez vio con claridad que sus ojos azules, habitualmente fríos como cristales de hielo, estaban llenos de ternura.—No... -dijo.Pero, cuando Christian se inclinó para besarla, Victoria le echó los brazos al cuello y se acercó más a él, y cerró los ojos, y se dejó llevar; y, cuando los labios de él rozaron los suyos, fue como una especie de descarga que la hizo estremecerse de arriba abajo. Se abandonó a aquel beso, sintiendo que se derretía y, cuando finalizó, los dos se abrazaron, temblando, bajo la luna llena.”
“No le gustaban los libros en que, con malhumor y de forma avinagrada, se contaban acontecimientos totalmente corrientes de la vida totalmente corriente de personas totalmente corrientes. De eso había ya bastante en la realidad y, ¿por qué habría de leer además sobre ello? Por otra parte, le daba cien patadas cuando se daba cuenta de que lo querían convencer de algo. Y esa clase de libros, más o menos claramente, siempre lo querían convencer a uno de algo.Bastián prefería los libros apasionantes, o divertidos o que hacían soñar; libros en los que los personajes inventados vivían aventuras fabulosas y en los que uno podía imaginarse todo.”